27 de febrero de 2010

POEMA DEL LIBRO: DE MAR Y MADRES POR SILVIA LOUSTAU

XXI

playas de Santa Teresita

llegaban sobresaltados
desnudos
trastornados
por la marea.


el vuelo.


llegaban
a una playa
de otoño arrogante
azotados
por la iracundia del viento.
remotas
huellas desplegadas
sobre voces sigilosas.
zapatos perdidos
arenosos
de muerte verde.
todos sabían
a néctar luctuoso
acariciaban suavemente
la arena
plasmada de flores
y gaviotas de vuelo negro.
erguidos
sobre madejas de tiempo
miradas eternas abiertas
en el abandono
como
niños enfermos.

XXXI

plages de Santa Teresita

ils arrivaient apeurés
dénudés
bouleversés
par la marée.


le vol.

ils arrivaient
sur une plage
d'automne arrogant
fouettés
par l'irascibilité du vent.
traces
lointaines déployées
sur des voix discrètes.
chaussures perdues
sablonneuses
de mort verte.

tous avaient une saveur
de nectar affligeant
ils caressaient doucement
le sable
estampé de fleurs
et de mouettes au vol noir.

dressés

sur des écheveaux de temps
regards éternels ouverts,
à l'abandon
tels
des enfants malades.

Traduit par Pedro Vianna en harmomie avec l´autore, merci Pedro.
De Mar y Madres por Silvia Loustau Ediciones Martín- Colección La Pecera Traducción al francés por P.Vianna Será presentado el 14 de Mayo en el I.M.F.C. de Mar del Plata. El 20 de Agosto en I.M.F.C. Bs.As


POEMAS DE EXILIOS Y DESEXILIOS POR SILVIA LOUSTAU- TRADUCCIÓN AL CATALÁN POR PERE BESSÓ


III

vibran

los sonidos de la noche
ocre/ silenciosa
imprecisa.
y
ella busca
un recuerdo.
nombra en voz alta.
se toca el pelo / la piel/
la herida.
del reloj
cae el día
los sonidos de la noche
y otras noches
parecidas a las casas
esperando huéspedes
para alegrarse
llenarse de luz.
una luz
como las luces del otoño.

III

vibren

els sons de la nit

ocre/ silenciosa

imprecisa.

i

ella busca

un record.

nomena en veu alta.

es toca el pèl / la pell/

la ferida.

del rellotge

cau el dia

els sons de la nit

i d’altres nits

paregudes a les cases

esperant els hostes

per a alegrar-se

omplir-se de llum.

una llum

com les llums de la tardor.

Gracias Pere por estar siempre presente, por sus traducciones y su rosa .

POETAS QUE ENCIENDEN LA TEA DE LA MEMORIA


Joseph Brodsky opina que quien escribe sobre su sufrimiento, de la propia catástrofe, en este caso la pérdida de seres amados; hay una escisión entre el ser que sufre y el ser que escribe. El carácter trágico no está en la muerte de las personas, sino en la imposibilidad de que el sobreviviente tome conciencia de esa muerte. En la eterna, dolorosa espera.

Entre los poetas aquí presentados tanto Juan Gelman como Glauce Baldovin han declarado haber pasado por un largo periodo ágrafo ante la aparición de los resto de sus hijos. Luego la palabra continua siendo la tea que nunca se apaga.

Desaparecidos por Mario Benedetti

Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada

nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio

A Marcelo por Juan Gelman

Estas visitas que nos hacemos,
vos desde la muerte, yo
cerca de ahí, es la infancia que pone
un dedo sobre el tiempo y dice
que desconocer la vida es un error.
Me pregunto por qué
al doblar una esquina cualquiera
encuentro tu candor sorprendido.
¿El horror es una música extrema?
Las penas llevan a tu calor
cantado en lo que soñaste,
las casas de humo donde vivía el fulgor.
De repente estás solo.
Huelo tu soledad de distancia
obediente a sus leyes de fierro.
El pensamiento insiste en traerte y devolverte
a lo que nunca fuiste.
Tu saliva está fría.
Pesás menos que mi deseo,
que la lengua apretada del aire.

Los amigos por Julio Cortazar

En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan
como esas voces que a lo lejos cantan
sin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan
las moscas de los hábitos, me aguantan
que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.

Desaparecidos por Gustavo Garcia Saraví


Tiene que haber un sitio, no sé, en cualquier lugar,
en el fondo del humus,
en la corona de una adelfa,
en el Atlántico, en el vientre
de una tonina, en el polvillo
del aire, en una nube con forma de muchacha
a la que ni siquiera
vemos pasar,
en el final del fuego
llamado tristemente las cenizas,
en el ala de un ángel, en el tercio de un átomo,
debajo de las piedras
lunares, en el caño ya oxidado
de alguna delicada parabellum,
no sé, repito,
en el barro del Tigre,
en el polen prendido de una última abeja,
en la mezcla de cal y adobe
de una pared, semicaída, en una
comisaría de campaña.
Tiene que haber aún un escondite
minúsculo, tal vez,
pintado de celeste, apto
para plantar palomas y efectuar procesiones,
donde su pueda
llevar una pequeña palma
y tocar la mirada interminable
de aquellos procesantes.

Y nosotras por Glauce Baldovin (1928- 1995- Córdoba )

Y nosotras
esta pleyade de madres deambulando por las plazas
removiendo los cimientos del orden
hilvanando a golpes de silencio
los barrotes de una carcel avida que espera
bordando con palomas la mortaja que el asesino prepara
para cubrir la esperanza.
Nosotras ...prodijiosamente unidas
dando los ojos a las que quedaron ciegas
las piernas a las sin rodillas
el corazon a la abandonada
¿que fuerza pudiera arrasar nuestra fuerza?
¿que dolor que tortura lograra apaciguarnos?
Nada pudieron las amenazas
Nada el criminal silencio.

De : Los poetas, ilustrado por Carlos Alonso Primer libro que vuelve a escribir luego de la desaparición de su hijo Sergio.

Su fuego en la tibieza por Alberto Szpunberg


Todo el poder nace de un sueño y de la punta de una flecha
y entre página y página cabe toda la espesura del mundo:
los caballos cruzan los ríos y los montes como si fueran capítulos de un libro
y en medio del combate se abre camino un suave prado
donde el otoño, más allá de los hombres caídos,
más allá de los aceros mellados, empalidece delicadamente el pasto
y ruboriza de amor las mejillas:
todas las ramas del bosque se unen para albergar esta pasión,
todos los arroyos espejan la luz para que llegue hasta el fondo:
entre los árboles aún está el niño que expropia y se enamora y se desangra
y una lluvia de flechas asegura la victoria, implacable como el tiempo,
más terca que la bota que ahora patea el estante.

Para siempre el nombre y la poesía de A.Spunberg estará relacionada con su libro El Che Amor, regalo de mi compañero (asesinado por las huestes de Camps el 20 /XII/76)

Obra de Mabel Pampín

LA ELEGÍA DE MIGUEL HERNÁDEZ EN HONOR A NUESTROS COMPAÑEROS


La universalidad de la poética de Miguel, Viento del Pueblo, logra que sus palabras digan los sentimientos de todos. Quizá sólo cambian los rostros, las circunstancias, el lugar y la época.

Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me

ha muerto como el rayo, Ramón Sijé,

con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas,

y órganos mi dolor sin instrumentos,

a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo voy

de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano está rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes,

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero mirar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera,

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas

y tu sangre se irá a cada lado,

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas,

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

Cristina Villanueva ( Buenos Aires) y Laura Capella ( Rosario)


Dos voces, dos estilos unidos en una misma gota, una gota de rocío y adentró, guardada, para siempre despierta, brillante, dolorosa:

La Memoria

Los no del todo idos de marzo por Cristina Villanueva - Buenos Aires

Toda esta puesta en escena argentina me hace recordar las palabras de Hanna Arendt en el juicio a Eichmann: "Lo inquietante en la persona de Eichmann fue justamente que él era como muchos y que esos muchos no eran perversos ni sádicos sino terriblemente normales. Normales que dan miedo".

El día se va acabando. Cercano al comienzo del otoño cuando con belleza descuidada se desandan las hojas de su abrazo de árbol.

Hace treinta y cuatro años, pienso, la mañana del 24 de marzo caminaba Callao hasta que vi esa sangre, expuesta pero no nombrada.

Busqué la noticia en el diario, no estaba. Fue el comienzo de la unión perversa de la exhibición y el silencio. El miedo entonces fue un vestido compacto, todas las formas del miedo, aún las que nunca habíamos conocido.

El miedo a lo que no se nombraba, la amenaza que no era posible disolver con palabras. Tomaba cuerpo, era cuerpo. Dolor de la garganta que no habla.

Sueño que se escapa, pesadilla, desamparo. Ningún interior era posible, seguro. Alma expuesta, fractura de los símbolos, de la lógica, del pensamiento que no puede con lo impensable. Andar calles infectadas de uniformes, un verde repugnante, tan distinto al otro verde-vida. No se sabía qué era lo que te podía perder o salvar.

Ciudad dónde todo estaba sospechado, ser joven, vivir, pensar, vestir de cierto modo, juntarse, algunas profesiones, estudios, lecturas, libros, cuadros. En fin, todo lo que quería y era mío. Para ser o estar tranquila habría tenido que no ser, no desear la libertad, no soñar otro mundo, no pensar, no haberme metido "Hiroshima mon amour" adentro de la sangre, notomar café en La Paz, no caminar Corrientes entre librería y librería, en síntesis: NO. El miedo triunfaba aún sobre la tristeza. Si hubiera podido querer a los que enfermaban, destruían los signos vitales, enrarecían el aire. Si hubiera podido oírlos sin rebelarme, no darme cuenta de nada; hubiera esquivado el miedo, y esa sensación de desamparo, ese estar expuesta al capricho de un poder brutal. No pude, las manos del miedo tapaban la boca pero no los ojos.

Ese volcán estancado, interno, explotó una noche en cantos cuando esperábamos al día siguiente, el primer día de la democracia. Luego vino el llanto, lo acumulado se volcó en palabras y nos volvimos a adueñar de sentidos, sentimientos, sutilezas. Seguro que la memoria de la piel conserva ese terror.

En la presentación de un libro, los personajes de Ernesto Mallo de la novela "La aguja en el Pajar" estaban teatralizados y andaban por la librería, entre nosotros. Uno de ellos, un militar con su uniforme se puso a mi lado. Le pedí que se fuera. Ni en ficción los soporto. Porque hicieron real lo que tiempo antes sólo podía ser ficcional. Nos trajeron esa helada certeza de lo que puede pasar entre normales. Tantos, tan normales que desvían la mirada y dejan a las víctimas solas, desnudas.

Para Silvia Loustau

La primera página (Fragmento de Memoria de una mujer de fin de siglo) por Laura Capella - Rosario

Ella se dirige resueltamente al sector de la biblioteca que hace muchos años no abre. Es donde guarda apuntes, programas y monografías de su época universitaria. (...) desea saber con qué compañeros hizo la monografía de Psicología Social. Recuerda muy bien el cuestionamiento a la cátedra -entre tantas cosas que cuestionaban- y cuya materia terminaron aprobando con un programa elaborado por los alumnos, con Marx y Engels entre los autores recomendados en la bibliografía. (...) Era cuando se aprendía más en el pasillo que en las aulas, tal la frase consagrada para explicitar ese estado de cosas. (...)

Ella no recuerda bien quiénes fueron sus compañeros, por eso busca la monografía. La tiene archivada amorosamente en una carpeta envejecida por los años. (...) se emociona al ver esas hojas amarillentas, hechas fatigosamente en máquinas de escribir y con copias en carbónico... La encuentra. Es extensa, prolijamente escrita a máquina, tal como lo recordaba. Pero sorpresivamente descubre que no está la primera página. Una oleada de calor le sube al rostro, busca una y otra vez y la primera hoja no aparece, no está allí. De repente un recuerdo la invade: se ve (...) rompiendo en pequeños pedazos la primera página, la hoja en la que estaban esos nombres. Recuerda con viva emoción que lo hizo por si caía en manos de la represión militar, que lo hizo para cuidar de sus compañeros. Pero advierte que, sin embargo, conservó lo que la hubiera inculpado a ella: el texto.

Reflexiona que esa página perdida fue en realidad una página sustraída a esa mirada que se pretendía omnipresente. Esa sustracción fue un ¡No!, uno más de los tantos ¡No! que los mantuvieron vivos esos años. También fue un ¡No! el texto conservado. De pronto comprendió que cada uno había rescatado algo de las hogueras que oportunamente hicieron para salvarse. (...) Comprendió que esas hojas salvadas decían: No todo puede ser destruido. El amo no es omnipotente. Comprendió que tanto la hoja sustraída como las conservadas representaban la apuesta dirigida hacia el mañana, ese mañana que es este hoy todavía incierto.

Y se sintió nuevamente joven y segura de insistir en esa apuesta.



Gracias Cristina y Laura por sumar sus voces, que sé siempre comprometidas, a

sumarse al este número del blog. Va mi abrazo para ambas,

Silvia

Que por Marzo, era por Marzo...por Silvia Loustau


Marzo es un mes emblemático. El mes cuando, parafraseando el romance, encaña más aún La Memoria, las imágenes aparecen más vividas, hay Marchas, encuentros, y la lágrima está ahí, siempre ahí, al borde… o se libera y corre, corre ¿Qué arrastra esa lagrima que corre? Nos abrazamos con compañeros que hace tiempo no hemos visto.

Recuerdo, el 24 de Marzo del ´76, aunque La Plata, había sido asolada por la Triple AAA desde Octubre de 1974. Pero, aquel Marzo, hacía más de una semana que llegaba la noche y sólo me tiraba sobre la amplia cama, vestida, por si había que salir con traje de huracán. Mi compañero estaba en otra casa .Estaba agotada, trabajaba, era becaria del CONICET_LEMIT, y militaba .Me despertó la radio, que dejaba encendida bajito, me sacudió el espanto de la marcha y el Comunicado Nº 19, y una voz que anunciaba: Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea…

Es tan extraña la memoria personal, recuerdo que me puse ropa más abrigada; un sweater celeste que me gustaba mucho, jeans, una campera con capucha y salí: tenia que avisarle al Gallo (nunca supe quien era) y otro compañero: llegó la hora .Nunca más supe de ellos

Caminé hasta lo de Nidia, los camiones del l ejército estaban en puntos estratégico de la calle siete, los chacales en torinos y falcón verdes mostraban las puntas de sus ametralladoras por la ventanillas abiertas.

Así, vi llegar una mañana de cielo translucido, eso cielos de otoño platense.

Nidia me esperaba. Fuimos a otra casa. El día se me pierde en una niebla de comunicados, de los nombres de los tres asesinos que, desde la casa de gobierno, profundizarían la siembra de sangre y muerte; y mi pregunta martillearte: ¿Y ahora qué?

Este Blog de Marzo del 2010, no es más que un homenaje a todos aquellos que amé y hoy no están, a las Madres, a las Abuelas, a HIJOS, a los cumpas ex detenidos- desparecidos; a lo que aún hoy, en esta sociedad descomprometida, hay personas que cada día encienden la luz de la Memoria.

Como el Efraín, de Moby Dick, que sobrevive al naufragio y se pregunta para qué, la respuesta es: para contarlo.

A: José Gola ( compañero del alma , compañero ) Néstor Scipione ( amigo entrañable), a Nidia (de Caperucita),a la Tana Galletti, El Loco, El Turco Achem ( en cuya casa vi por vez primera la imagen de Evita joven), a Patulo Rave y en él a todos los compañeritos de la UES, al Chufo, a Diana Alac, a Graciela (con quien compartí tantas tardes ), a Gustavo y Marcelo Rave, al Negro Alberto Bossio( mi médico, amigo, compañero; hace poco supe que te mataron en lo que hoy es La casa de la Memoria), a Santiago Viale, a Santiago, al Loco, a Pepi y Laura, a todos los compañeros de Berisso, a la Negrita y Pablo, a Lia y el Petiso Rodolfo ( ahora se que tu apellido es Baibiene), al Oso Iturrieta, a los chicos de la Noche de los Lápices, a Nélida y Nereo, al profesor Saúl Savloff, al Dueño , a los compañeros de Capital, a Paquito Urondo, a Irma Zucchi vicerrectora de Bellas Artes, a Horacio Chávez y Rolando Chávez, a los compañeros chilenos con quienes compartimos los veranos de trabajo , en ´72 y el 73….de ustedes , que escribo sus nombres , son los que ,por una u otra razón estuvieron en esos años más cerca mío. Hay nombres que mi memoria aún oculta. Hay compañeros a los que aún busco.

Y están los 30.000 más y los muertos por la Triple AAA….por todos ellos seguiré día a día y hasta el fin, trabajando por la Memoria

14 de febrero de 2010

Recordando a Julio

26 años sin el Cronopio Mayor - 2010

Buenas salenas, Cronopio, Cronopio, Julio Cronopio Mayor, hace apenas tres días se cumplieron 26 años que te fuiste a ver que había del otro lado del reloj; vos ya lo habías dicho: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido. Y justo vos, justo vos, te olvidaste de tirar el reloj al Sena.
Como en este mundo hay tantas Famas y tantas Esperanzas tontas, creen que uno debe acordarse de las fechas cuando terminan en cero o en cinco.
Pero en mi casa siempre hay un rinconcito para voz, Julio, como ahora que escribo y escucho tu voz leyendo:
Esa Boca.
Y siempre habrá una esquina, esas donde vive el viento, en la que no encontráremos y nos iremos a tomar un café y un calvados, mientras hablamos de los amigos y del sur.
Y vos tomarás mi mano y me contarás anécdotas o me preguntarás por los otoños de aquella ciudad.
Tiremos el reloj, Cronopio, y brindemos, brindemos por los que no están y por la Utopia.

Silvia


EL ENCUBRIDOR

Ese que sale de su país porque tiene miedo,

no sabe de que,

miedo del queso con ratón,

de la cuerda entre los locos,

de la espuma en la sopa.

Entonces quiere cambiarse como una figurita,

el pelo que antes se alambraba

con gomina y espejo lo suelta en jopo,

se abre la camisa, muda de costumbres,

de vino, de idioma.

Se da cuenta, infeliz, que va tirando mejor,

y duerme a pata ancha.

Hasta de estilo cambia,

y tiene amigos que no saben su historia provinciana,

ridícula y casera.

A ratos se pregunta como pudo esperar

todo ese tiempo

para salirse del río sin orillas,

de los cuellos garrote,

de los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves.

A fojas uno, si, pero cuidado:

un mismo espejo es todos los espejos,

y el pasaporte dice que naciste y que eres

y cutis color blanco, nariz de dorso recto,

Buenos Aires, septiembre.

Aparte que no olvida,

porque es arte de pocos,

lo que quiso,

esa sopa de estrellas y letras que infatigable comerá

en numerosas mesas de variados hoteles,

la misma sopa, pobre tipo,

hasta que el pescadito intercostal

se plante y diga basta.

Antes, después

como los juegos al llanto

como la sombra a la columna

el perfume dibuja el jazmín

el amante precede al amor

como la caricia a la mano

el amor sobrevive al amante

pero inevitablemente

aunque no haya huella ni presagio

aunque no haya huella ni presagio

como la caricia a la mano

el perfume dibuja el jazmín

el amante precede el amor

pero inevitablemente

el amor sobrevive al amante

como los juegos al llanto

como la sombra a la columna

como la caricia a la mano

aunque no haya huella ni presagio

el amante precede al amor

el perfume dibuja el jazmín

como los juegos al llanto

como la sombra a la columna

el amor sobrevive al amante

pero inevitablemente




Elijo este poema en recuerdo de Nydia/Cecilia y Nestor, que me lo regalaron en un poster, comprado en la calle Corrientes, cuando aún no había llegado el miedo