10 de octubre de 2009
Palabras para alumbrar América- Eduardo Galeano ( Uruguay)
La palabra que alumbra: Eduardo Galeano ( Uruguay)
Valle de Salinas: La piel de Dios
Los indios chiriguanos, del pueblo guaraní, navegaron el río Pilcomayo, hace años o siglos, y llegaron hasta la frontera del imperio de los incas.
Aquí se quedaron, ante las primeras alturas de los Andes, en espera de la tierra sin mal y sin muerte.
Aquí cantan y bailan los perseguidores del paraíso.
Los chiriguanos no conocían el papel. Descubren el papel, la palabra escrita, la palabra impresa, cuando los frailes franciscanos de Chuquisaca aparecen en esta comarca, después de mucho andar, trayendo libros sagrados en las alforjas.
Como no conocían el papel, ni sabían que lo necesitaban, los indios no tenían ninguna palabra para llamarlo.
Hoy le ponen el nombre de piel de Dios, porque el papel sirve para enviar mensajes a los amigos que están lejos.
La casa de las palabras
A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas.
Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran.
Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz
Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En la casa de las palabras había una mesa de los colores.
En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón y amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
A la casa de las palabra recurrimos todos los poetas. Hermosos textos de Galeano,
Elvio
Publicar un comentario