Como en este mundo hay tantas Famas y tantas Esperanzas tontas, creen que uno debe acordarse de las fechas cuando terminan en cero o en cinco.
Pero en mi casa siempre hay un rinconcito para voz, Julio, como ahora que escribo y escucho tu voz leyendo: Esa Boca.
Y siempre habrá una esquina, esas donde vive el viento, en la que no encontráremos y nos iremos a tomar un café y un calvados, mientras hablamos de los amigos y del sur.
Y vos tomarás mi mano y me contarás anécdotas o me preguntarás por los otoños de aquella ciudad.
Tiremos el reloj, Cronopio, y brindemos, brindemos por los que no están y por la Utopia.
Silvia
EL ENCUBRIDOR
Ese que sale de su país porque tiene miedo,
no sabe de que,
miedo del queso con ratón,
de la cuerda entre los locos,
de la espuma en la sopa.
Entonces quiere cambiarse como una figurita,
el pelo que antes se alambraba
con gomina y espejo lo suelta en jopo,
se abre la camisa, muda de costumbres,
de vino, de idioma.
Se da cuenta, infeliz, que va tirando mejor,
y duerme a pata ancha.
Hasta de estilo cambia,
y tiene amigos que no saben su historia provinciana,
ridícula y casera.
A ratos se pregunta como pudo esperar
todo ese tiempo
para salirse del río sin orillas,
de los cuellos garrote,
de los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves.
A fojas uno, si, pero cuidado:
un mismo espejo es todos los espejos,
y el pasaporte dice que naciste y que eres
y cutis color blanco, nariz de dorso recto,
Buenos Aires, septiembre.
Aparte que no olvida,
porque es arte de pocos,
lo que quiso,
esa sopa de estrellas y letras que infatigable comerá
en numerosas mesas de variados hoteles,
la misma sopa, pobre tipo,
hasta que el pescadito intercostal
se plante y diga basta.
Antes, después
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede al amor
como la caricia a la mano
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente
aunque no haya huella ni presagio
aunque no haya huella ni presagio
como la caricia a la mano
el perfume dibuja el jazmín
el amante precede el amor
pero inevitablemente
el amor sobrevive al amante
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
como la caricia a la mano
aunque no haya huella ni presagio
el amante precede al amor
el perfume dibuja el jazmín
como los juegos al llanto
como la sombra a la columna
el amor sobrevive al amante
pero inevitablemente
Elijo este poema en recuerdo de Nydia/Cecilia y Nestor, que me lo regalaron en un poster, comprado en la calle Corrientes, cuando aún no había llegado el miedo
4 comentarios:
QUERIDA SILVIA. QUE LINDO QUE RECORDARAS AL "CRONOPIO MAYOR"... TE MANDO UN ABRAZO Y TE FELICITO POR EL TRABAJO LITERARIO!!!
UN ABRAZO DESDE BAIRES
NORMA
Silvia un placer leerte, en este juego poético tan interesante en el que vibra sobre todo Buenos Aires, abrazos Julia
Bellísimo Silvia, gracias por compartirlo.
Un abrazo Gus.
Tremendo, Silvia.
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