La novela está divida , no en capítulos, sino , como si fuese música en Movimientos: Primer Moviento, Segundo Movimiento, Intermezzo, Tercer Movimiento y cierra con un poema de Pedro Vianna, quien tambien estuvo en el Chile socialista del Chicho
Es una novela polifónica y tiene un total de 400 páginas.
asi comienza Mariposas
ASERRÍN…ASERRÁN…
aserrín, aserrán
los maderos de San Juan…
cantaba la niña imaginado rayuelas sobre la tierra negra.
los maderos de San Juan
piden pan no le dan
Saltaba en una pierna, como una garza, cerca está el bosquecito de pinos, esa cueva donde apenas penetraba el sol; giró, cerrando los ojos, desplegó los brazos y, ese perfume a resina, se enredó en sus pulmones. La noche anterior la sorprendió el asma.
los maderos de san Juan
piden queso
y
Respira. Respira. Respira.
piden queso les dan hueso
y
les cortan el pescuezo.
Se dejó caer, con los brazos abiertos, sobre la tierra negra - la luz iba y venía –giró sobre si misma; finos dedos rojos arañan el cielo. Negro y rojo.
piden pan no le dan
piden queso
y
les cortan el pescuezo
Se tocó el cuello. A ella nunca le cortarán el pescuezo. Nunca pide helados, ni masas con frutillas rojas, como sus primas (son pedigüeñas, opinaba la abuela).
Nunca tiene hambre. Esta chica es insoportable para que trague un bocado, era el repetido cantito materno. A ella le gustaba cuando su abuelo la llevaba a Las Nieves, y mordía la lámina roja de tomate; el queso derretido de la pizza que se estiraba, se estiraba.
- Anda come, todo lo que comas con gusto no te hará daño – opinaba su abuelo.
den queso
y
les cortan el pescuezo.
canturreaba. Las escapadas a la pizzería eran un secreto entre esa niña menuda y ese hombre delgado, erguido, de mirada azul y penetrante.
Se asomó sobre el tanque australiano, el agua espejaba el cielo rojizo. Mira más allá, habían arado la tierra. Negro.
piden pan no le dan
Cuenta las marcas hechas con tiza sobre un caño negro: catorce .Traza una más: quince, murmuró. Hace quince días ha plantado semillas de girasol/ de lino/ un bulbo de gladiolo/ un esqueje (como dice su abuelo) de geranio. Empuñó la manguera, humedeció sus plantas; los helechos de la abuela, despedían un olor muy intenso, debajo de ellos crecían setas rojas. Ya le han dicho que no las toque; son venenosas.
Camina despacito, hasta la zona de los cerezos. Los cerezos también son de la abuela.
aserrín, aserrán
los maderos de San Juan
piden pan
Tengo que tomar la leche, piensa. Cerca de la casa hay dos canastos, rebosan cerezas. Rojo.
Huele a rosas y cerezas, a tierra negra, húmeda; ve rojo el cielo.
piden queso
y
les cortan el pescuezo
Entra en la cocina. Le gusta ese cubo de hierro negro, que usan en invierno y sus tías cortan rebanadas de pan y todos parecen ratones masticando tostadas finas como hostias.
- Ven a tomar tu jugo – dice el abuelo, preparando su mate, sobre la mesa enorme. (¿Cuántos cabían en aquella mesa, qué solo era para los mayores?).
Bebió despacio el jugo de manzanas. Las manzanitas rojas de la quinta. Saboreó el pan con manteca, rociado de azúcar negra y canela.
piden pan
- ¿Abu, les cortaron el pescuezo por pedir pan?-
- ¿A quienes?-
- A los maderos de San Juan-
- Boberías con San Juan; les cortan el pescuezo a todos los que piden pan –
-¿A los que piden queso también?-
- Mira, Mariana los poderosos, los ricachones, siempre le cortan el pescuezo a quienes piden lo que les corresponde – observa el agua que cae en el centro del mate-Te lo he contado, te lo contó don Pedro Gutiérrez –
(Don Pedro Gutiérrez era otro viejo anarquista, que creo recordar había huido de Chile con su mujer: doña Teresa, y sus hijas: Selva y Amorina; aún recuerdo su cara afilada, sus bigotes negros y en forma de manubrio)
- Pero la abuela dice que Selva y Amorina no quieren trabajar –
-La abuela se deja llenar la cabeza; Selva y Amotina pidieron un sueldo mejor- le tiende un trozo de queso- Come; oye nunca repitas nada si no sabes que es verdad-
- O me cortarán el pescuezo –
- No, mucho peor, pasarás por tonta-
Se enojó.
- ¡La abuela no es tonta!-
- Sí lo es cuando repite lo que le cuenta Pilar, ella habla así porque nunca tuvo que trabajar, ni criar niños-
Enjuagó su vaso y su plato, tal como le habían enseñado, los dejó en el secadero.
Afuera, bajo el sauce, se lavó las rodillas con el agua helada de la bomba, así no me retan, pensó.
Subió a la vieja camioneta Ika que el abuelo usaba para ir a la quinta; en ella trasportaba desde frutas a hierros o maderas y cajas que nunca supo que contenían.
aserrín, aserrán
los maderos de San Juan
piden pan
- No les dan- canturreó el hombre mirando la cinta asfáltica teñida de rojo, como el cielo.
piden queso y
- ¡Les cortan el pescuezo! – entonaron a dúo.
A un costado de la ruta el rojo y el negro formaban bandera.
6 comentarios:
Que ternura hay en estas prieras paginas de Mariposas....uno ve a a chabçvalita jugando, en su mundo, con ese abuelo...Quisiera leerla Silvia, pero¿ como llega a Sevilla'?
Carmela Velazco
sin aplausos...:chapeau!
Pablo
Excelente blog, Silvia, pues claro, tiene que serlo, eres una excelente poeta y una escritora multifacética, como no iba a serlo. Tengo el enlace en El Wrong Side y en El sanatorio de las lagartijas, me sitio de reclusión mental. Daniel"
Hermos, se ve, se siente el perfume de los pinos, veo a esa nena, que alguna ves fuiste vos. Abrazos , enormes abrazos
El Duque
es un placer leerte Silvia.... besos desde Buenos Aires y espero verte pronto !!!
Francisco
Cómo alimentas mi alma compañera!!!! GRACIAS
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