15 de mayo de 2011




Tercer Movimiento– pinceladas de contexto en Argentina, antes de primer y segundo viaje de la autora a Chile: la dictadura de Lanusse; Trelew; los primeros pasos de las FAR y, luego, la unidad en Montoneros; el debate populismo-marxismo; Ezeiza; el camporismo; y el avance del lopezreguismo y las Tres A.

En Chile vivimos la epopeya de los “trabajos voluntarios”; de la juventudes chilena, latinoamericana, y de muchos países del mundo, construyendo o refaccionando escuelas y centros de salud, censando, enseñando, vacunando o brindando primeros auxilios –experiencia que junto a 800 universitarios argentinos me tocó vivir con las “Brigadas Santiago Pampillón” de la FUA. Con la guía de Silvia, recorremos Santiago, Pomaire, Rancagua y la mina El Teniente, Valparaíso (“Una ciudad anfiteatro” o “colgada del cerro”, describe, exquisita, Silvia), Copiapó, las poblaciones y callampas, las “villas” chilenas… Escuchamos a los mapuches en Temuco y vemos la campaña de alfabetización con momentos de inmensa ternura y revelaciones: un poema de Jaques Prevert, o la Odisea de Homero, provocando la imaginación. La pintura, el relato y referencia que la vida demuestra que “los niños dan respuestas de poetas”. “La felicidad es la libertad”, es la conclusión de una niña en la Callampa, luego de charlar y discutir sobre El mal estudiante, de Prevert.

Podemos decir, también, sobre la novela de Silvia, que es una gran historia de amor. Una historia que permite entender la manera en la que se podía amar en aquellos años: intensa y desesperadamente; “como si fuera el último día de nuestras vidas”. La historia de Silvia y su “Flaco”, su “no-casamiento” en Isla Negra –con Margarita Aguirre de testigo, junto a las campanas con que Neruda saludaba a los barcos al pasar. Magia y pesadilla: aquel amor que le arrancó la dictadura, dejando imborrables cicatrices en el alma y en el cuerpo. Y es, también, otra gran historia de amor: la de tantos que están, y que ya no están, por nuestro pueblo y por todos los pueblos que luchan.

Pero Mariposas… es también un rescate de la memoria histórica.

En una reciente ponencia en México, en el 35º aniversario del último golpe de Estado en la Argentina, el politólogo e internacionalista argentino Norberto Emmerich nos dice que necesitamos la memoria histórica para responder las urgencias del presente. No porque estén todas las respuestas; pero en el pasado hay promesas incumplidas y, por lo tanto, el pasado nos habla de cosas que interesan al futuro.

El testigo, el militante, sabe lo que los demás olvidan; y habla porque el crimen, una vez cometido, sólo existe si se conserva en la memoria de los hombres. Alguien, recuerda Emmerich, dijo alguna vez que “nadie está muerto hasta que no lo olvidan”. Nuestros muertos, que sin duda murieron, de alguna forma no están muertos. No solo porque recordamos, sino porque luchamos.

Luchamos como Silvia prometió a su abuelo. Porque Silvia siguió escribiendo, fue una excelente estudiante y milita para que “la tortilla se vuelva”. Cumplió con el abuelo, con Traful, con Ana la Boliviana, con Guadalupe, con los mellizos (Ernesto y Lautaro), con Zeta el chiquillo de la callampa, con Michel, el francés, con Tomás, con Pedro, con la Lumi. También con Alejandro, hoy postrado, a quien sus viejos compañeros parecen haber olvidado. Y por supuesto con José, “El Flaco”.

Y ahora cumple con nosotros al echar a volar estas mariposas que nos acarician el alma.

Gracias, y la palabra es chica a Alberto Nadra, a quien ya no puedo decir dóctor, por es un militante y amigo, que leyyo la novela desmenuzadóla, en la computadora, ya que los libros no llegaban.

compañero, seguiremos trabajando por la liberación y la memria, con mi abrazo, Silvia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas palabras reavivan mi deseo de leer esa novela. Son conmovedoras y revelan a una gran mujer y escritora y el amor de una genreación que no pudieron vencer, a pesar de la muerte y el olvido. Gracias.


Paulina

Anónimo dijo...

Querida Silvia

felicitaciones por todo tu éxito.
Es asombroso todo lo que haces.
Un abrazo
Nela Rio



desde Canadá

SANDRA LÓPEZ PAZ dijo...

QUERIDA SILVIA más allá de tu gran escritura, tu poesía esencial y vital, da ganas de conocer tu bitacora completa!!

Anónimo dijo...

¿ te acordás cuando en la secundaria ya eras la escritora del Cole?Llegaste, roja, llegaste y seguirás segurfo. Te queremos,

Cris