Poema V de Sandra López Paz
Mendigos
de un perdón necesario,
por el hambre de amor...
Suelo de espigas
sin esclavos...
Lo imagino dorado
como la eterna arena del tiempo,
como el recuerdo
de tus ojos con sol,
Ángel de mi vida.
Ahora que mi llanto es alto
como un latido santo de la tierra.
siembra mi voz sobre la arena...
Apura
que mi llanto es alto
y la luna del dolor está dormida...
Regresa,
a la mies de la tarde
¡Cosecharemos palomas mensajeras!
Toda mi soledad
alma sin nombre
está segada
por el alumbre verde
de tus manos...
Batalla a mis oscuros miedos...
a mi corazón desintegrado.
Muéstrame ese amor del infinito
que vuelve al origen de la savia...
Te doy estas palabras,
amor y pan...
naves olvidadas
en el mundo...
Pronto...
Mi voz duerme,
el frío me espera
el llanto abre
las arterias del viento,
y escucha el grito
de la sangre.
De: Manifiesto de Amor
Elementos por Walter Ortiz Vieyra
Fueron las tumbas vacías, inútiles
necesarias para poblar el mar de almas.
Tuvieron que ser posibles
los huesos extraviados.
Tuvieron que rondar las lágrimas
en torno a la esfinge de la historia.
Debieron perderse la sangre y los nombres
entre los ríos, los montes y las cumbres.
Debió ser el silencio cómplice
para que los ausentes fueran más.
Pudieron ser imposibles las manos
en la cara del horror eterno.
Para que las piedras de los cementerios
llamen a gritos a sus muertos.
Para que en mármol la osamenta
se adorne de bronces.
Para que las manos arrugadas
tomen las manos pequeñas del tiempo.
Tiembla un territorio al sur del viento
pariendo almas en agua, tierra y fuego.
Gracias por sus poemas, por su recibimiento, Silvia
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