5 de abril de 2009

Poemas de Silvia Loustau

Poemas del libro Mandala

I

salimos / nuevamente / a la vida /
Desde el vientre de una mujer.
Plenos de silencio acuático /
Emergemos /
llenas de poder las manos /
de rápida luz los pies / de fuego la cabeza. /
emergemos
Como una pluma en el viento /
el día determinado
por el movimiento eterno de la luna y el ardor del sol.
Emergemos
Asustados como pájaros en la tormenta /
Como una luz atravesando el cristal.
IV

en el principio fue el agua / el mar .
quisiera volver al principio.
ese estado en que se flota y se sueña.
añoro la honda sencillez de las olas.
la tierra tiene sembrados muchos nombres /
pero el mar es el padre total y verdadero.


VII



pobre pájaro
y yo creía
que estaba muerto.
pobre pájaro
digo
pobre corazón.

XI

quisiera cantar / con buena voz / entonadamente /
cantar / por ejemplo / va pensiero del nabucco de Verdi /
y al fín llorar / por todos los esclavos / por los partisanos
que lo hicieron su himno . / quisiera aprender otro idioma /
poder decir algo más que ich liebe dich / y entonces me doy cuenta / quisiera amar una vez más una vez más amar. /
creo que estoy sola desde que nací . / ¿ qué recuerdo de mi padre? / ¿ qué tengo de mi madre? / ¿qué tengo? / libros /
/ muchos libros / me veo desnuda / como la primer mujer del paraiso / soy hija de la duda / quizá sea hija de Descartes / / amo el conocimiento / percibo el drama / intuyo otros caminos . / cada día es una esfinge a quien derroto . / estoy cansada / quiero encontrar un valle donde descansar las alas / dejar fluir los días / y amar .

XVII

en el diario tránsito
de la vida
ojalá
hagas un alto .
imagines o recuerdes
nuestros cuerpos
oscurecidos por las rosas,
desées lo imposible.
y luego
llores.

XXXI

juego a vivir
juego a estar viva
el juego es simular
que siempre juego.
y
ante el futuro que vigila
juego a morir
juego a que muero .

Los amigos ( in memorian)- por Silvia Loustau traducido al catalán por Pere Bessó

Los amigos- A aquellos amigos que hoy no están


sobre la mesada de la cocina

brillan ajíes rojos y amarillos

marea el perfuma de la albahaca

el ajo el aceite de oliva

el vino tinto /

llegan los amigos / los de antes / los de siempre /

para quienes veinte años no es nada

aunque ya no esta febril la mirada.

los amigos que ahora dicen sköl en vez de salud o chin-chín.

preguntan si habrá una buena cava

en vez de buen champagne

y comentan de los chavales que quedaron en Madrid.

los amigos / que entre vaso y vaso / hacen silencio

y buscan otros rostros en el hueco de la ausencia.

entonces aparece la niñita / cuatro años apenas /

con su vestidito de organdí / y un sol de cobre

brillando entre su pelo.

y mira a los amigos / los de antes / los de siempre/

y me mira / y pregunta qué es la muerte

me hundo en sus ojos / que son los míos /

y sé que aún no tengo la respuesta.

Traducción al catalán de Pere Bessó


Els Amics



damunt de la taula de la cuina

brillen pebres roigs i grocs

mareja el perfum de l'alfàbega

l'all l'oli d'oliva

el vi negre /

arriben els amics / els d'abans/ els de sempre /

per als que vint anys no és res

encara que ja no està febril la mirada.

els amics que ara diuen sköl en comptes de salut o xin-xin.

pregunten si hi haurà un bon cava

en comptes de bon champagne

i comenten dels xavals que es quedaren a Madrid.

els amics / que entre got i got / fan silenci

i busquen uns altres rostres en el buit de l'absència.

Llavors apareix la nineta / de penes quatre anys /

amb el seu vestidet d'organdí / i un sol de coure

brillant al bell mig del seus cabells.

I mira els amics / els d'abans / els de sempre/

i em mira / i pregunta què és la mort

m'afone al seus ulls / que són els meus /

i sé que encara no tinc la resposta.

Poemas de Juan Carlos Bustriazo Ortíz


Poetas argentinos para no olvidar-Juan Carlos Bustriazo Ortiz

“Mi nombre es Juan Carlos Bustriazo, pero como poeta he firmado Ortiz como mi madre: Vicenta Ortiz Ñáñez. Bustriazo es apellido de origen italiano. Significa tres bueyes grandes. Mis padres vinieron de Europa. Yo nací en Santa Rosa, soy santarroseño, un lunes tres de diciembre de 1929. Tengo setenta y nueve diciembres.”Singular y compleja es la tentativa poética de Bustriazo Ortiz. Los suyos son himnos a la noche, eróticos y trágicos, cantos a la existencia, intensa de quien bordea un saber ancestral, cargado de símbolos, descubridor de neologismos, un lenguaje de múltiples registros. Precisión verbal, riqueza de imágenes inesperadas y un ritmo que roza lo sagrado y lo alucinatorio lo caracterizan.



Primera Palabra

Y aquí estoy yo, pensoso y descendiente,
junto a esta luz meralda que se mece,
el juan azul, el carlos marilloso,
espiando aquí, dentrocullá, qué tonto.
Quién me dirá qué-buscas-en-lo-huyente?-,
la-cepa-o-ya-la-borra-de-tu-gente?
Aquí estoy yo, racimo alabancioso.

Fantasmas más, fantasmas menos, duerme .


Décima Sexta Palabra

Adiós, adiós. Hasta mañana, lengua,
lueguito o no, luegura si me llega,
levántar me, nacerme de la huesa,
la sabanura, almohada, estotra greda
de la que subo taza, vaso o luenga
jarra de Juan. Hasta mañana, lengua!
(Ellos ya están cantando: “cuchillocóoooooo!...)

Décima Séptima Palabra

Renqueante voy bajo esta luz, confuso,
a tu fulgor, ay vino. Yo me acuso
de ir a robarte donde un dios te puso
en el mesón sabido. Yo, que iluso
ando en dolor violeta. Quién dispuso
que pase así? Perdón si yo te uso.
Es mi destino y el telar y el huso:
mi Tejedora Tinta, vino infuso.

el intenso dice

un adiós el intenso dice una sombra mi amor aterciopelada palaciega en esta tarde regocijante y tristonosa las gentes se ponen máscaras oh mi amor se sacan los rostros se arrancan infantilizados la identidad remota y saltan saltan y no son langostas siquier y tristemente remedan al ancestral sagrado qué estoy diciendo mi amor yo celebrante rojo celebrante amarillo y negro y azul huelo a collón a piedra pintada a sien quemada huelo a corazón ahumado huelo a rodillas blanconas a canillas bermejas mi amor dios quiera que no pienses como yo en esta tarde que huele a tambores colorados a bajo vientre castaño a tobillos simulones a talón pintarrajo mientras la soledad los va comiendo y chilla

Unico retrato conocido de Anabel Lee

Edgar Allan Poe - Conmemoración


Poemas de Edgar Allan Poe. Bicentenario de su nacimiento (1809-1849)

Edgar Allan Poe (19 de enero de 1809 - 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta y crítico estadounidense, unánimemente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto. Es considerado el padre del cuento de terror psicológico y del short story (relato corto) en su país. Fue el iniciador asimismo del relato detectivesco, precursor de la literatura de ciencia ficción, y renovador de la llamada novela gótica.

Ejerció gran influencia en la literatura simbolista francesa y, a través de ésta, en el surrealismo, pero su impronta llega mucho más lejos: son deudores suyos toda la literatura de fantasmas victoriana, y, en mayor o menor medida, autores tan dispares e importantes como Baudelaire, Dostoyevski, Kafka, Lovecraft, Borges, Cortázar, entre otros. Su obra poética magistral El cuervo, es traducida por primera vez al español en el año 1887, por el poeta venezolano Juan Antonio Pérez Bonalde. Entre sus poemas más famosos figuran "Leonore" en 1831,"Annabel Lee”,"Las campanas", ambos escritos en 1849.Tuvo una vida azarosa y desgraciada,
ante la muerte de su joven esposa se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte en 1849.

PAÍS DE HADAS

VALLES de sombra y aguas apagadas
y bosques como nubes,
que ocultan su contorno
en un fluir de lágrimas.
Allí crecen y menguan unas enormes lunas,
una vez y otra vez, a cada instante,
en canto que la noche se desliza,
y avanzan siempre, inquietas,
y apagan el temblor de los luceros
con el aliento de su rostro blanco.
Cuando el reloj lunar señala medianoche,
una luna más fina y transparente
desciende, poco a poco,
con el centro en la cumbre
de una sierra elevada,
y de su vasto disco
se deslizan los velos dulcemente
sobre aldeas y estancias,
por doquier; sobre extrañas
florestas, sobre el mar
y sobre los espíritus que vuelan
y las cosas dormidas:
y todo lo sepultan
en un gran laberinto luminoso.
¡Ah, entonces! ¡Qué profunda
es la pasión que ponen en su sueño!
Despiertan con el día,
y sus lienzos de luna
se ciernen ya en el cielo,
con inquietas borrascas,
y a todo se parecen: más que nada

semejan un albatros amarillo.
Y aquella luna no les sirve nunca
para lo mismo: en tienda
se trocará otra vez, extravagante.
Pero ya sus pedazos pequeñitos
se tornan leve lluvia,
y aquellas mariposas de la Tierra
que vuelan, afanosas del celaje,
y bajan nuevamente,
sin contentarse nunca,
nos traen una muestra,
prendida de sus alas temblorosas.

ANNABEL LEE

Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
y era su único sueño verse siempre
por mí adorada y adorarme a mí.

Niños éramos ambos, en el reino
junto al mar; nos quisimos allí
con amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo
envidiaban a ella cuanto a mí.

Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar, ¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee
Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.

¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.
Y no más que por eso -todos, todos
en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.

Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.

Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee.

Fragmento de El Cuervo

EL CUERVO

I
En una noche pavorosa, inquieto
releía un vetusto mamotreto
cuando creí escuchar
un extraño ruido, de repente
como si alguien tocase suavemente
a mi puerta: «Visita impertinente
es, dije y nada más » .

II
¡Ah! me acuerdo muy bien; era en invierno
e impaciente medía el tiempo eterno
cansado de buscar
en los libros la calma bienhechora
al dolor de mi muerta Leonora
que habita con los ángeles ahora
¡para siempre jamás!

III
Sentí el sedeño y crujidor y elástico
rozar de las cortinas, un fantástico
terror, como jamás
sentido había y quise aquel ruido
explicando, mi espíritu oprimido
calmar por fin: «Un viajero perdido
es, dije y nada más ».

IV
Ya sintiendo más calma: «Caballero
exclamé, o dama, suplicaros quiero
os sirváis excusar
mas mi atención no estaba bien despierta
y fue vuestra llamada tan incierta...»
Abrí entonces de par en par la puerta:
tinieblas nada más.

V
Miro al espacio, exploro la tiniebla
y siento entonces que mi mente puebla
turba de ideas cual
ningún otro mortal las tuvo antes
y escucho con oídos anhelantes
«Leonora » unas voces susurrantes
murmurar nada más.

VI
Vuelvo a mi estancia con pavor secreto
y a escuchar torno pálido e inquieto
más fuerte golpear;
«algo, me digo, toca en mi ventana,
comprender quiero la señal arcana
y calmar esta angustia sobrehumana »:
¡el viento y nada más!

Voces nuevas - Yamila Greco

Voces Nuevas – Poemas de Yamila Greco

Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1979. “ El poeta está expuesto a los relámpagos de Dios, opina Heidegger. Es derecho de nosotros los poetas- agrega- estar en pie ante las tormentas de Dios, con la cabeza desnuda…”, estas palabras resuenan en mi al leer en profundidad la poesía de Yamila Grego. Parte de su obra literaria se publicó en la antología "Cadáver en mano (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile, 2006). Su texto "V" ha sido seleccionado para participar en la obra "Verso a verso" (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2008).Colabora en diversas publicaciones literarias, "Los Digitales", "Puertas Abiertas", RhAM., Artesanías Argentinas. Otros textos de su autoría pueden encontrarse en :
http://blog.myspace.com/respirarpuedeserunfracaso

s/t
manifiesto que existo
castigo de mí

última familiaridad posible
estos muros quietos

que saben de los gritos
y del silencio más aterrador

de la soledad más viviente

no se habla de mi sufrimiento
nadie habla

espero el sol como una derrotada

s/t

.
-el suelo no es el suelo- sospeché
vislumbré entierro

y abracé las palas

VII

ofrecer ahora la mueca histérica de mis muletas
huir clavada en cruz por hambre y consuelo
de un diente aferrado
agita mi noche, el alto baile de la sangre
el choque de las mandíbulas
para hacer de ese gemido
mi órgano más soberbi

Mundos de Araceli Otamendi

Ensayo - Primera parte

El poeta frente a la complejidad global de Carlos Fajardo y Fajardo - 1º Parte-

Carlos Fajardo Fajardo nació en Santiago de Cali, Colombia. Poeta, investigador y ensayista. Filósofo de la Universidad del Cauca. Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y Doctor en Literatura de la UNED (España). Es profesor universitario de estética, historia del arte y literatura.

Sus poemas y ensayos han sido traducidos al inglés, italiano y portugués. Ganador del premio de poesía Antonio Llanos, Santiago de Cali 1991; segundo premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía ICFES, 1984; Mención de Honor en el Premio Jorge Isaacs 1996 y 1997; Mención de Honor Premio Ciudad de Bogotá, 1994. El premio de poesía Jorge Isaacs le fue otorgado en diciembre de 2003.

Es un hecho, la diversidad cultural contemporánea nos obliga a pensar en la complejidad del mundo como pluralidad y unidad. De allí la necesidad de reflexionar sobre un ambiente heterogéneo donde sea posible concebir una escritura de ideas, o bien, citando a Milán Kundera, una “metáfora que piensa”. [1] Metáforas que piensen desde múltiples técnicas escriturales y tópicos culturales; que edifiquen proyectos estéticos no sólo con una visión de ganancia personal en procura de fama, sino que surjan de la profunda necesidad de realizarse con autenticidad y pasión. Fuerza, valentía, lucidez viviendo; intensidad y compromiso en los albores de una vida vivida en toda su dimensión efímera. Allí está el poeta tratando de registrar lo fugaz de una cotidianidad rica en contrastes, como también desteñida y superficial en su desnudez. El auténtico poeta exige que una ética crítico-creativa justifique y fundamente sus búsquedas. Su obra es isla y continente, solitaria y solidaria. El artista está prisionero en las redes de su arte que es también su libertad. Está prisionero de su memoria creadora pero jamás del olvido. “Los poetas no olvidan”, dice alguno de mis versos. Más allá de olvidar, transforman los recuerdos, los vuelven presencia, murmullo donde antes sólo había silencio. Es la invención de un organismo estético fluyente, impuesto frente a la liquidación atroz que el tiempo y la historia introducen en todas nuestras conquistas. Memoria poética frente a olvido histórico. De allí la importancia que posee el artista para mantener presente la edificación de una cultura y evitar que sus recuerdos sean guillotinados.

La protección de la memoria tal vez sea el sino del poeta. Su labor riega los surcos de la cultura con vastas y agudas obras que la prolongan, la transforman, la conservan. Pero la memoria del poeta va más allá de nostalgizar lo que fue o pudo ser. Su pulsión está en eternizar el instante inmediato, plenamente vivido como un todo, sea pobre o exuberante. No busca perpetuar tampoco la tradición ni repetir, sin innovación poética, una realidad simple e inmediata. Su ética se lo impediría y, a cambio, le exigiría buscar lo no expresado, hacer visible lo nunca visto, situarse en otras fronteras, superar lo que estandariza la rica variedad de lo existente.

La lucidez del poeta fusiona la pasión poética con la razón crítica como un rechazo a lo fosilizado. Su proyecto de renovación estética se une a un proyecto de cambio ético, como garantía de calidad y calidez en su obra. Frente al lenguaje impone la necesidad profunda de transformarlo, estremecerlo, subvertirlo. He aquí una propuesta de crear nuevas formas de ver, pensar, cifrar y descifrar el lenguaje; una apuesta para cambiar la sensibilidad. Estos son sus signos de valentía creadora; signos de asumir con vitalidad sus contradicciones y ambigüedades personales y colectivas, para construir con ellas una obra rica en divergencias, heterodoxa, compleja. Valentía para desentrañar el lado oculto de lo real y para fundar otras realidades, posiblemente aún no horadadas.

“Cambiar el lenguaje no es cambiar al mundo, pero el mundo no cambia si antes no cambiamos el lenguaje” [2] ha dicho Octavio Paz pidiendo al artista y al poeta sostener una actitud crítica y de reflexión sobre el lenguaje; una urgencia que va más allá del campo artístico y atraviesa el económico y político. Como un permanente vigía, el poeta se propone contribuir con su creación a un plan social civilizatorio, ético y político. No sólo servirse del lenguaje sino servir al lenguaje para transformar su praxis estética en praxis social e histórica, como también en búsqueda de una autonomía, tanto de sus medios técnicos y formales, como de sus conceptos y nociones artísticas.

Ante la explosión masiva de lo espectacular; frente a la propagación en red de una paranoia colectiva; en medio del delirio esquizofrénico de las guerras virtuales y reales; junto a los aplausos a las destrucciones y asesinatos, el pensamiento crítico se transforma en el antípoda de la producción en serie de la manipulación tecno-cultural ideológica, ejercida por los poderes políticos y los intereses financieros del capitalismo avanzado.



Conocimiento y fundación

Si existe algo todavía lleno de misterio y encantamiento, aún no del todo secularizado es el acto poético. Sin embargo, ello no imposibilita que tengamos un contacto, tanto emocional como reflexivo, con su universo lleno de símbolos y sentidos.

Creo que no existen fórmulas absolutas, ni públicas ni secretas, para construir ese ser maravilloso y vivo que es un poema. Tal vez no existan inmóviles paradigmas para levantar su heterogénea arquitectura. Pero si es posible conocer algunas fundamentales piedras para que su edificio múltiple y único no se derrumbe tan sólo al leerlo, y son de algunas de estas piedras angulares sobre las que aquí reflexiono.

Más que un inventario y una representación, que un medio de comunicación, la poesía es fundación de realidad y anticipación de la misma. Se anticipa a estas constelaciones fácticas que llamamos “realidad”, poniendo ante nuestros sentidos lo que de ésta escapa, lo que jamás la realidad, con toda su riqueza, nos dará. De esta manera, en una complejidad mayor, el acto creador es descubrimiento, asombro, sorpresa ante aquello que está allí viviendo cotidianamente, pero que nuestros ojos, ciegos en su rumor, no habían vislumbrado en medio de tanta fugacidad.

En la veloz marcha de la vida, la poesía se constituye en exploradora de lo desconocido-conocido; su aventura está en lograr expresar lo inexpresable, descifrar lo indescifrable, construyendo ante todo el encantamiento. No debe existir, entonces, temor en el poeta al introducirse en los mecanismos ocultos y conocidos de su época. La poesía es la antorcha que acompaña a su creador en el descubrimiento esencial, y entre laberintos y abismos le ayuda a escoger el sitio para su fundación verbal. Vidente, decía Rimbaud. Un vidente sin recetas, sin fórmulas, sin etiquetas, sólo con una tradición, una historia, de dónde reciclar lo mejor para proyectar su mirada en el tiempo.

Es esta exploración, desde y por el asombro, es esta indagación la que transforma la poesía, más que en arte decorativo y de confort, en “el peligro de los peligros”. Tal vez su existencia y su resistencia en sociedades del marketing y del consumo, como las que actualmente padecemos, resulten algo extravagante e “inútil” para un público comprador, quien le exige ser constructora pragmática para sanar el cáncer de la época. Su ideal no es curar mesiánicamente corazones enfermos, ni hacer acciones de caridad. Pero, en lo profundo, ayuda a vivir, se constituye en gran compañía para la vida; contribuye a despertar la interrogación, la sensibilidad y la emocionante comunión entre los hombres. Cómo la han alejado de nuestro proceso educativo, siendo la portadora de la verdadera alegría del conocimiento, la exploración de los misterios. Difícil aceptarla entre las aulas, pues es “la sal en la taza de café” , “ un soplo de fuego en el oído”.

Certifiquemos a la poesía por hacernos posible crear otro orden de lo real cuyos efectos sensibles dejan hondas huellas en nuestros afectos. Hemos dicho un orden de lo real más allá de la simple y llana dimensión de lo que llamamos “realidad”, y esto sólo es posible y alcanzable gracias al lenguaje, a un lenguaje que unido a la experiencia vital, a la imaginación, a la emoción, al deseo, a la reflexión, comienza a generar uno de los más altos acontecimientos en la existencia humana: la fundación de un Ser a través de la palabra, donde las cosas brillan como por primera vez.

Más que un instrumento utensiliar, la palabra en la poesía es una protagonista del drama al instaurar realidad, al crear presencias; y es maravilloso ver cómo crea presencias de cosas ausentes, deseadas; cómo sonoriza nuestros silencios, nos vuelve memoria, se tiende sobre nuestros vacíos. De este modo acontece como mostración más que demostración, apalabramiento de algo que hasta hace poco no se dejaba admirar.

Instrumentalizar el lenguaje, con la lógica de la razón utensiliar, no hace parte de la gracia de la poesía. Su maravilla está en generar otras miradas, otros olores y sabores, mil formas de observar las dichas y desdichas del calidoscopio que somos, de reconocernos en la palabra como ante un fragmentado espejo donde posamos nuestro rostro y dialogamos con ese ser tan lleno de nosotros.

Conocimiento, fundación, afirmación de ciertas dudas que pagamos por estar vivos, son algunas de las odiseas a que nos lanza su lenguaje, demoliendo esos diques que impiden ver con maravillados ojos la gran multiplicidad de los ritos y venires de nuestro tiempo. La palabra en la poesía es conciencia del estar y habitar el mundo. Es por ello que su trabajo merece profunda vocación y rigor. No admito el facilismo en el trabajo escritural. Escribir como quien muere, dijo algún poeta. Escribir para no morir, se registra en alguno de mis versos. Escritura y vocación, profunda obsesión surgida, según Rilke, de la humana necesidad de nombrarse, de justificar una vida. De manera que escribir no es sólo un simple oficio, es construir una forma de ser, de justificar la existencia sobre la tierra. “La poesía es palabra en el tiempo”, nos dejó dicho don Antonio Machado. Las circunstancias de una escritura rigurosa, cuidadosa, amorosa de ella misma, llevarán siempre a que algunas de nuestras justificaciones, manifiestas en poemas, perduren en unos cuantos corazones.

Recordamos Malvinas

Juan López y John Ward por Jorge Luis Borges



Les tocó en suerte una época extraña.

El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.

López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.

El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.

Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.

Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.

El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

Narrativa de Osvaldo Picardo

Sfumato

Por Osvaldo Picardo ( director de la Revista La Pecera)

…se empezó a pintar con el nombre Retrato de dama, tal vez Henri James lo tuvo presente cuando escribió su novela. Pero, nadie lo llama así. Ese título lo borró la fama. Hay finísimas y pacientes capas de pincel con que se logra el efecto del sfumato. Recuerdo los detalles casi de memoria...
Así empezó su historia aquel hombre, medio borracho, que se había colgado de mi brazo para caminar por la ribera del Sena. Era sorprendente que tuviera cerca de noventa años y aún pudiera coordinar magníficamente el alcohol y las palabras.
... el sfumato –continúo diciéndome- es la clave para copiarla sin que pierda esa mirada impresionante...Vio que acecha, que es una mirada que desde cualquier ángulo, mira al que la mira. Sí, ella nos sorprende de golpe, pero no es que esté solamente mirándonos desde su inmovilidad de siglos, con las manos encimadas, y sobre todo, con una sonrisa apenas recíen esbozada. No, querido amigo, es otra cosa...
Este hombre con acento italiano parecía estar a punto de hacer una confesión. Seguramente se trataba de una confesión que había ya hecho muchas veces a otros muchos turistas, que como yo se encontraban mirando ese cuadro en el famoso Museo. Pero el rito de la memoria y del hábito terminan por acomodarse hasta que no difieren el uno del otro. El italiano me miraba como ese cuadro que nos miraba. Y dijo:
...¿Leyó Usted el Retrato Oval de Poe? Ah! La vida, sí señor. La vida arrancada por el arte. Eso es el efecto que nos produce. No es que nos esté mirando si no que la muy hija de puta nos dice que está más viva que nosotros...¿Me entiende? No todos los artistas que vinieron después pudieron soportar esto. Algunos no tuvieron más remedio que hacer sus copias y, como Duchamp, añadirle barbita y bigote a una postal barata, con una inscripción debajo: elle a chaud au cul, o sea ella se sonríe porque tiene el culo caliente...
El viejo me había salido al encuentro en el salón Carré, donde estaba esta pintura que fue pintada en 1503 por Leonardo Da Vinci. Exactamente. La Gioconda o Mona Lisa. Por el viejo pude saber que no sólo sufrió retoques y retoques sino que comenzó desde entonces su laberinto de historias y sospechas. Cassiano del Pozzo y el pintor Vasari identificaron a la modelo como Lisa Gherardini, casada con Francesco Bartolomeo del Giocondo; pero, según me iba explicando aquel desconocido, fue un tal Antonio de Beatis, amigo de Leonardo, quien cuenta que oyó que se trataba de “cierta dama florentina hecha del natural a petición del difunto Magnífico Juliano de Medici”, quien la devolvió a Leonardo cuando se casó con otra mujer, que por cierto debería ser muy celosa...
El aire del río comenzaba a ponerse frío. Lo denuciaban los gorriones y el ruido de los autos y de la gente que se apresuraba hacia sus destinos. Aparecía ante mí la típica postal de París, con el Louvre detrás. El viejo, sin embargo, no parecía querer irse ni terminar de una vez su confesión. Era evidente que además de servirme de cicerone por el museo -“a muy bajo precio”-, disfrutaba de esa repetición de la historia con que acompañaba los comentarios de las obras maestras. Supe muchos años después, que el viejo no murió de viejo. Vivió hasta los 102 años y lo atropelló un coche cuando, a las puertas del Louvre, se disponía a atrapar otra víctima de sus historias sin fin. Con la noche encima y una llovizna fría que empezaba a molestar, decidí invitarlo a comer un locro en un bodegón de unos amigos bolivianos.
El exilio ha forjado rinconcitos de nostalgia gastronómica, microcosmos de olores y sabores, de sonidos hechos para la lágrima fácil y la canción compartida. Son grietas abiertas en los mapas de las ciudades más extrañas donde han ido a parar los desterrados de Quiroga y los descolocados de Cortázar. En uno de esos agujeros caímos los dos, para que Doña Cervina hiciera la mueca de disgusto argentinofóbico con que siempre me recibía, esto antes de aceptarme entre sus huéspedes una vez que lográbamos llegar a un acuerdo sanmartiniano de patria grande y libre. El viejo italiano, a no ser porque había conocido a otro argentino en otras épocas de gloria y aventuras, nada entendía de estas ríspidas beligerancias diplomáticas de sudamericanos. Y poco le importaban. Por eso mismo, siguió con su historia, mechada de datos y anécdotas. Me explicó que hay numerosas copias e imitaciones de este cuadro famoso, que las mejores copias están en el Prado y en los Museos de Munich, Baltimore, Tours y Bourg-en-Bresse...
Entrada la noche, con el locro calentándonos las tripas, nos despedimos con un apretón de manos y el intercambio de direcciones. Su nombre, que en ese momento me pareció irrelevante, fue una sorpresa increíble pocos años después, cuando el mismo amigo boliviano que me avisó de su muerte, me contó la otra parte de la historia. Se llamaba Vincenzo Peruggia.
Al parecer, un argentino autodenominado Marqués de Valfierno, socio de un anticuario y restaurador francés, Yves Chaudron, se dedicaban en Buenos Aires a pintar falsos “y asequibles” Murillos que vendían a viudas acaudaladas. Pero fue en París donde Valfierno y Chaudron planearán su golpe maestro. Chaudron iría al Louvre, donde copiaría la “Gioconda”, de acuerdo con la normativa del Museo, a un tamaño menor que el original. Ya en su taller, pintaría seis copias a tamaño natural sobre madera de álamo, procedente de un mueble italiano de la misma época que el cuadro original.
La segunda parte del plan consistía en asociarse con un italiano que había trabajado en el Louvre y conocía todos sus rincones. Sí. No era otro italiano. Era mi cicerone don Vincenzo Peruggia.
De esta manera, un domingo por la tarde se trasladaron al museo y se escondieron en un ropero. El lunes el museo estaba cerrado al público, pero los empleados, vestidos con una simple bata blanca, trabajaban, entre otras cosas, en trasladar obras al cuarto de fotografía. Por la mañana, los ladrones se vistieron con bata blanca, descolgaron tranquilamente el cuadro y lo llevaron cerca de una salida, allí, le quitaron el armazón, marco y cristal, que pesaban unos 88 kilos, Valfierno se escondió la tabla bajo la bata, y esperaron que pasara por allí el sereno. Le pidieron que les abriera, y salieron. El portero del patio estaba durmiendo la siesta, así que no hubo demasiados problemas.
La noticia no trascendió hasta el día siguiente, es decir el martes. Para entonces, el original estaba en manos del tano, mientras que Valfierno y Chaudron se dedicaron a vender, en los Estados Unidos, todas las Giocondas falsas, aprovechando el suceso del robo que ellos habían provocado.
La obra apareció en 1913, cuando Peruggia la ofreció por medio millón de liras a un marchante florentino, con la sola condición de que fuera expuesta en los Uffizzi. Al comprobar la autenticidad de la obra, escondida en el doble fondo de un maletín lleno de ropa interior, el marchante avisó a la policía, que recuperó la obra. Peruggia afirmaba que la Gioconda había sido sustraída al pueblo italiano por Napoleón, por lo que su robo estaba justificado y era un acto de justicia. Fue condenado a una breve pena de cárcel que ni siquiera cumplió.

Relato de Andrés Aldao

ENTONCES ENTRARON ESOS HOMBRES¹ por Andrés Aldao
Este fue uno de los relatos que nos regaló Andrés cuando durante su visita a Mar del Plata nos reunimos en Fray Mocho-librería- café- y que anudó la garganta los presentes.

Siempre me acuerdo de mi mamá se preocupaba por alcanzarme el tazón de leche ponerme el guardapolvo bien arregladito porque decía mi mamá que la limpieza de afuera muestra la limpieza de adentro y la verdad que yo no sé muy bien que quería decir mi mamá con eso pero si ella lo decía tenía que ser muy importante y mi papá también la escuchaba a ella porque mi mamá es la que nos decía a nosotros lo que teníamos que hacer y mi hermanita Celia y mi hermano Juan y mi papá siempre le hacíamos caso porque mi mamá sabía de todo y se ocupaba de nuestras necesidades y de la comida y de la ropa y de nuestros juegos y si salíamos a pasear también mamá nos decía cómo vestirnos y no te pongas esa corbata Atilio (que es mi papá ¿saben?) porque no combina con el traje y a mi hermanita no la dejaba ponerse el vestido con encaje que le regaló la abuela Sara que es la mamá de mi mamá en el cumpleaños de Celita y cuando un día le pegué al Beto porque me dijo "uruguayo muerto de hambre" fue mi mamá al colegio porque la maestra la mandó llamar y me pusieron en penitencia y también mi mamá me puso en penitencia en el rincon y no me dejó ver la tele me acuerdo que me chilló y me dijo che botija sos un peleador y al ratito se ablandó y dijo “ta ta” andá nomás y yo pensé qué buenaza que es mami y esa noche se lo contó a papá que se puso a reír y le dijo a mamá pero dejalo al botija que aprenda a ser hombre y ese domingo papá me llevó a la cancha de Atlanta pero ésta no es la camiseta de Peñarol ya lo sé hijo pero no estamos en Montevideo y me compró maníes y esa noche mamá nos dijo hoy comemos como si estuviéramos en Andes y la 18 y nos preparó chivitos y después nos mandó a dormir mamá nunca estaba cuando volvíamos de la escuela porque trabajaba en lo de la señora Silvia y mi hermano nos calentaba la comida y todos los días mamá preguntaba ¿comieron todo? ¿estaba rico el arrocito? y me acuerdo el día ese que volvimos y mamá estaba en casa y le preguntamos por qué no fue a trabajar y mamá nos dijo fui pero algo pasó en la casa de la señora Silvia porque estaba llena de policías y yo me asusté y volví para casa bueno vengan a comer y esa noche nos fuimos a dormir temprano y papá y mamá hablaron en voz baja parecían asustados y a los ojos de mamá los vi llorosos y no me acuerdo más y entonces entraron esos hombres y rompieron los muebles y le pegaron a mi papá y a mi mamá que gritaba no se por qué ¡socorro, suéltenme por Dios! la tiraron al suelo y la pateaban y yo y mis hermanitos nos pusimos a llorar y se los llevaron y no los vimos nunca más a mi mamá y a mi papi… y después nos vino a buscar la abuela Sara y nos quedamos con ella y yo ahora estoy aquí solo separado de mis hermanitos y de mi abuela que a veces me viene a visitar con Juancito que tiene unos bigotes como de hombre y Celia con los labios pintados y tacos de señorita ellos están tan grandes y yo no sé porqué me quedé chiquito y ellos no… sí, siempre me acuerdo de mi mamá… y entonces entraron esos hombres…■

Este relato pertenece a :Cuentos desde lejos .

El baúl del avaro- mini relato

El baúl del avaro por Silvia Loustau

Nada se debe tirar. Se guarda. En cueva gris. Lo pequeño. Lo grande. Lo nuevo. Lo quebrado. Nada se puede tirar. Mañana no se sabe. Ratas y arañas se pierden en el laberinto de objetos. Danzan en él . En su silencio. Su oscuridad.

La vida, también la vida se guarda, aunque se ahogue por vivir .Por un puñado de aire . Todo se guarda. No se han de usar los días . Ni las noches de vino y caricicias, cubiertas con sabor a polvo y rosa quebradiza.

Arrolló los hilos de Cronos* y el ovillo yace arrinconado en el ángulo del fondo . El tiempo no se debe perder. Ahí están los sueños arrugados junto al traje de graduación. Penetra la luz por una hendija del baúl. Y la luz se ciega . Un demonio diminuto hace guardia sobre el candado . No entrará un ángel. Ni el aire. Ni el sonido de un violín.

© Silvia Loustau-

Talleres de escritura creativa-

TALLER DE ESCRITURA CREATIVA- POESÍA Y NARRATIVA -LECTURA Y ANÁLISIS DE TEXTOS
Dictado por Silvia Loustau
El valor de la palabra. Poesía y Narrativa –Creación personal- Técnicas de corrección de estilo- Selección y análisis de textos.
Movimientos literarios comparados con otras artes.
Grupos reducidos o personalizados - Amplitud horaria.
Corrección de textos – Guía en trabajos de investigación.
También Taller a distancia vía Internet
Interesados comunicarse al TE:(0223) 495-8538
e-mail: syllous@yahoo.com.ar
Antecedentes en el blog www.silvialoustau.blogspot.com o a pedido.

4 de abril de 2009

El poeta frente a la complejidad global de Carlos Fajardo y Fajardo


Carlos Fajardo Fajardo nació en Santiago de Cali, Colombia. Poeta, investigador y ensayista. Filósofo de la Universidad del Cauca. Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y Doctor en Literatura de la UNED

Sus poemas y ensayos han sido traducidos al inglés, italiano y portugués. Ganador del premio de poesía Antonio Llanos, Santiago de Cali 1991; segundo premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía ICFES, 1984; Mención de Honor en el Premio Jorge Isaacs 1996 y 1997; Mención de Honor Premio Ciudad de Bogotá, 1994. El premio de poesía Jorge Isaacs le fue otorgado en diciembre de 2003. (España). Es profesor universitario de estética, historia del arte y literatura.

Es un hecho, la diversidad cultural contemporánea nos obliga a pensar en la complejidad del mundo como pluralidad y unidad. De allí la necesidad de reflexionar sobre un ambiente heterogéneo donde sea posible concebir una escritura de ideas, o bien, citando a Milán Kundera, una “metáfora que piensa”. [1] Metáforas que piensen desde múltiples técnicas escriturales y tópicos culturales; que edifiquen proyectos estéticos no sólo con una visión de ganancia personal en procura de fama, sino que surjan de la profunda necesidad de realizarse con autenticidad y pasión. Fuerza, valentía, lucidez viviendo; intensidad y compromiso en los albores de una vida vivida en toda su dimensión efímera. Allí está el poeta tratando de registrar lo fugaz de una cotidianidad rica en contrastes, como también desteñida y superficial en su desnudez. El auténtico poeta exige que una ética crítico-creativa justifique y fundamente sus búsquedas. Su obra es isla y continente, solitaria y solidaria. El artista está prisionero en las redes de su arte que es también su libertad. Está prisionero de su memoria creadora pero jamás del olvido. “Los poetas no olvidan”, dice alguno de mis versos. Más allá de olvidar, transforman los recuerdos, los vuelven presencia, murmullo donde antes sólo había silencio. Es la invención de un organismo estético fluyente, impuesto frente a la liquidación atroz que el tiempo y la historia introducen en todas nuestras conquistas. Memoria poética frente a olvido histórico. De allí la importancia que posee el artista para mantener presente la edificación de una cultura y evitar que sus recuerdos sean guillotinados.

La protección de la memoria tal vez sea el sino del poeta. Su labor riega los surcos de la cultura con vastas y agudas obras que la prolongan, la transforman, la conservan. Pero la memoria del poeta va más allá de nostalgizar lo que fue o pudo ser. Su pulsión está en eternizar el instante inmediato, plenamente vivido como un todo, sea pobre o exuberante. No busca perpetuar tampoco la tradición ni repetir, sin innovación poética, una realidad simple e inmediata. Su ética se lo impediría y, a cambio, le exigiría buscar lo no expresado, hacer visible lo nunca visto, situarse en otras fronteras, superar lo que estandariza la rica variedad de lo existente.

La lucidez del poeta fusiona la pasión poética con la razón crítica como un rechazo a lo fosilizado. Su proyecto de renovación estética se une a un proyecto de cambio ético, como garantía de calidad y calidez en su obra. Frente al lenguaje impone la necesidad profunda de transformarlo, estremecerlo, subvertirlo. He aquí una propuesta de crear nuevas formas de ver, pensar, cifrar y descifrar el lenguaje; una apuesta para cambiar la sensibilidad. Estos son sus signos de valentía creadora; signos de asumir con vitalidad sus contradicciones y ambigüedades personales y colectivas, para construir con ellas una obra rica en divergencias, heterodoxa, compleja. Valentía para desentrañar el lado oculto de lo real y para fundar otras realidades, posiblemente aún no horadadas.

“Cambiar el lenguaje no es cambiar al mundo, pero el mundo no cambia si antes no cambiamos el lenguaje” [2] ha dicho Octavio Paz pidiendo al artista y al poeta sostener una actitud crítica y de reflexión sobre el lenguaje; una urgencia que va más allá del campo artístico y atraviesa el económico y político. Como un permanente vigía, el poeta se propone contribuir con su creación a un plan social civilizatorio, ético y político. No sólo servirse del lenguaje sino servir al lenguaje para transformar su praxis estética en praxis social e histórica, como también en búsqueda de una autonomía, tanto de sus medios técnicos y formales, como de sus conceptos y nociones artísticas.

Ante la explosión masiva de lo espectacular; frente a la propagación en red de una paranoia colectiva; en medio del delirio esquizofrénico de las guerras virtuales y reales; junto a los aplausos a las destrucciones y asesinatos, el pensamiento crítico se transforma en el antípoda de la producción en serie de la manipulación tecno-cultural ideológica, ejercida por los poderes políticos y los intereses financieros del capitalismo avanzado.

Conocimiento y fundación

Si existe algo todavía lleno de misterio y encantamiento, aún no del todo secularizado es el acto poético. Sin embargo, ello no imposibilita que tengamos un contacto, tanto emocional como reflexivo, con su universo lleno de símbolos y sentidos.

Creo que no existen fórmulas absolutas, ni públicas ni secretas, para construir ese ser maravilloso y vivo que es un poema. Tal vez no existan inmóviles paradigmas para levantar su heterogénea arquitectura. Pero si es posible conocer algunas fundamentales piedras para que su edificio múltiple y único no se derrumbe tan sólo al leerlo, y son de algunas de estas piedras angulares sobre las que aquí reflexiono.

Más que un inventario y una representación, que un medio de comunicación, la poesía es fundación de realidad y anticipación de la misma. Se anticipa a estas constelaciones fácticas que llamamos “realidad”, poniendo ante nuestros sentidos lo que de ésta escapa, lo que jamás la realidad, con toda su riqueza, nos dará. De esta manera, en una complejidad mayor, el acto creador es descubrimiento, asombro, sorpresa ante aquello que está allí viviendo cotidianamente, pero que nuestros ojos, ciegos en su rumor, no habían vislumbrado en medio de tanta fugacidad.

En la veloz marcha de la vida, la poesía se constituye en exploradora de lo desconocido-conocido; su aventura está en lograr expresar lo inexpresable, descifrar lo indescifrable, construyendo ante todo el encantamiento. No debe existir, entonces, temor en el poeta al introducirse en los mecanismos ocultos y conocidos de su época. La poesía es la antorcha que acompaña a su creador en el descubrimiento esencial, y entre laberintos y abismos le ayuda a escoger el sitio para su fundación verbal. Vidente, decía Rimbaud. Un vidente sin recetas, sin fórmulas, sin etiquetas, sólo con una tradición, una historia, de dónde reciclar lo mejor para proyectar su mirada en el tiempo.

Es esta exploración, desde y por el asombro, es esta indagación la que transforma la poesía, más que en arte decorativo y de confort, en “el peligro de los peligros”. Tal vez su existencia y su resistencia en sociedades del marketing y del consumo, como las que actualmente padecemos, resulten algo extravagante e “inútil” para un público comprador, quien le exige ser constructora pragmática para sanar el cáncer de la época. Su ideal no es curar mesiánicamente corazones enfermos, ni hacer acciones de caridad. Pero, en lo profundo, ayuda a vivir, se constituye en gran compañía para la vida; contribuye a despertar la interrogación, la sensibilidad y la emocionante comunión entre los hombres. Cómo la han alejado de nuestro proceso educativo, siendo la portadora de la verdadera alegría del conocimiento, la exploración de los misterios. Difícil aceptarla entre las aulas, pues es “la sal en la taza de café” , “ un soplo de fuego en el oído”.

Certifiquemos a la poesía por hacernos posible crear otro orden de lo real cuyos efectos sensibles dejan hondas huellas en nuestros afectos. Hemos dicho un orden de lo real más allá de la simple y llana dimensión de lo que llamamos “realidad”, y esto sólo es posible y alcanzable gracias al lenguaje, a un lenguaje que unido a la experiencia vital, a la imaginación, a la emoción, al deseo, a la reflexión, comienza a generar uno de los más altos acontecimientos en la existencia humana: la fundación de un Ser a través de la palabra, donde las cosas brillan como por primera vez.

Más que un instrumento utensiliar, la palabra en la poesía es una protagonista del drama al instaurar realidad, al crear presencias; y es maravilloso ver cómo crea presencias de cosas ausentes, deseadas; cómo sonoriza nuestros silencios, nos vuelve memoria, se tiende sobre nuestros vacíos. De este modo acontece como mostración más que demostración, apalabramiento de algo que hasta hace poco no se dejaba admirar.

Instrumentalizar el lenguaje, con la lógica de la razón utensiliar, no hace parte de la gracia de la poesía. Su maravilla está en generar otras miradas, otros olores y sabores, mil formas de observar las dichas y desdichas del calidoscopio que somos, de reconocernos en la palabra como ante un fragmentado espejo donde posamos nuestro rostro y dialogamos con ese ser tan lleno de nosotros.

Conocimiento, fundación, afirmación de ciertas dudas que pagamos por estar vivos, son algunas de las odiseas a que nos lanza su lenguaje, demoliendo esos diques que impiden ver con maravillados ojos la gran multiplicidad de los ritos y venires de nuestro tiempo. La palabra en la poesía es conciencia del estar y habitar el mundo. Es por ello que su trabajo merece profunda vocación y rigor. No admito el facilismo en el trabajo escritural. Escribir como quien muere, dijo algún poeta. Escribir para no morir, se registra en alguno de mis versos. Escritura y vocación, profunda obsesión surgida, según Rilke, de la humana necesidad de nombrarse, de justificar una vida. De manera que escribir no es sólo un simple oficio, es construir una forma de ser, de justificar la existencia sobre la tierra. “La poesía es palabra en el tiempo”, nos dejó dicho don Antonio Machado. Las circunstancias de una escritura rigurosa, cuidadosa, amorosa de ella misma, llevarán siempre a que algunas de nuestras justificaciones, manifiestas en poemas, perduren en unos cuantos corazones.


La imagen pertenece a Azpeitía, Corazón Herido