La autora fue invitada por la Feria del libro de Cuba, para presentarlo allá. No pudo viajar dado que LA SECRETARÍA DE CULTURA del municipio de Gral. Pueyrredón hizo oidos sordos a los pedidos de ayuda para poder concretar el viaje
Mariposas rojas mariposas negras
Novela historica editada por Ediciones Escaparate de Chile
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Un 20 de noviembre de 2007, con promesa de lluvía y frío preexistentes, llega a mi correo un blog de fondo ocre, letras en negro, sin piruetas ni cabriolas, engolfado en una sobria sencillez. Un nombre de nombre, sin pirotecnia, más personal; el Blog de Silvia Loustau. Excelente material, una pancarta de presentación (Paul Eluard), poemas a rolete, algunas prosas, diagramado para atraer a los lectores de raza, a aquéllos que abren los blogs para leer y no para ser deslumbrados por las luces malas del centro.
Materiales me llegan todos los días. Un incansable desfile, sin prisa, pero sin pausa, como los blogs... La iniciativa de nuestra corresponsal y colaboradora merecía una lectura circunspecta y atenta. Promesa de lectura no defraudada.
Desde esa víspera de fiestas, cada mes llega, con igual sobriedad, excelente material e interesante, sin desencuadrarse de la norma.
Siempre sencillo, como el susurro mensual de una amiga poeta que envía su mensaje literario a los lectores, que se van sumando intrigados para conocer a esa nueva publicación que no resuella ni gruñe, que acaricia los ojos del lector y lisonjea las exigencias de los devotos que se han ido sumando, número a número, a las huestes que disfrutan del Blog de Silvia Loustau.
Celebro, pues, este primer Onomástico Ocre deseándole a Silvia nuevos logros con sus "...letras en negro, sin piruetas ni cabriolas, engolfado en una sobria sencillez...". ■
Nació en el barrio de Villa Crespo, hijo de un matrimonio de inmigrantes ucranianos. Sólo marcaré ese dato, el resto se sabe.He elegido tres poemas de un libro que me acompañó en los años del silencio. Silvia
Invierno Después de haberte amado, tu vientre ilumina todavía la oscuridad, el cansancio, la noche refugiada en la pieza.
El silencio ha temblado por nosotros como los pies descalzos de este invierno de pobres, en tus brazos aún quedan rostros de amor abandonados, después de haber amado regresamos al fuego, la furia, la injusticia.
En la ciudad que gime como loca el amor cuenta bajito los pájaros que han muerto contra el frio las cárceles, los besos, la soledad, los días, que faltan para la revolución
La victoria
En un libro de versos salpicado por el amor, por la tristeza, por el mundo, mis hijos dibujaron señoras amarillas, elefantes que avanzan sobre paraguas rojos, pájaros detenidos al borde de una página, invadieron la muerte, el gran camello azul descansa sobre la palabra ceniza, una mejilla se desliza por la soledad de mis huesos, el candor vence al desorden de la noche.
Ausencia de amor Cómo será me pregunto. Cómo será tocarte a mi costado. Ando de loco por el aire que ando que no ando.
Cómo será acostarme en tu país de pechos tan lejano. Ando de pobrecristo a tu recuerdo clavado, reclavado.
Será, ya como sea. Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado. Me comerás entonces dulcemente pedazo por pedazo.
Silenciadaen la época del stalinismo. A partir de los años70´el mundo la consagró como la mayor poeta rusa de este tiempo.Nunca he dejado de escribir poemas. En ellos encuentro todo lo que me une a mi tiempo, a la vida de mi pueblo.Soy feliz por haber vivido en estos años y ser testigo de sucesos únicos…dijo y escribió a pesar de todo. Silvia
Su poesía y su prosa han marcadouna generación. Y seguirá iluminado con su palabra .Esa es la razón que hoy la elijo para que nos acompañe, niña de pájaros celestes.
Poemapara el padre
Y fue entonces
que con la lengua muerta y fría en la boca
cantó la canción que le dejaron cantar
en este mundo de jardines obscenos y de sombras
que venían a deshora a recordarle
cantos de su tiempo de muchacho
en el que no podía cantar la canción que quería cantar
la canción que le dejaron cantar
sino a través de sus ojos azules ausentes
de su boca ausente
de su voz ausente.
Entonces, desde la torre más alta de la ausencia
su canto resonó en la opacidad de lo ocultado
en la extensión silenciosa
llena de oquedades movedizas como las palabras que escribo.
Paul Eluard, sus poemas estuvieron en el primer número del blog. Es uno de los poetas que marcaron mi camino. Y está en mimemoria noches de invierno, años de la facultad, allá en La Plata, leyéndolo en voz alta conuna compañera deestudio…esas compañerasque me fueron arrebatadas por la garragenocida.Silvia
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Alalba te amo
Al alba te amo tengo toda la noche en las venas
Toda la noche te he contemplado
Tengo que adivinarlo todo me siento seguro en las tinieblas
Ellas me conceden el poder
De envolverte
De sacudirte deseo de vivir
En el seno de mi inmovilidad
El poder de revelarte
De liberarte de perderte
Llama invisible de día.
Si te vas la puerta se abre hacia el día
Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo.
Bella y semejante
Un rostro al fin del día
Una cuna entre las hojas muertas del día Un ramo de lluvia desnuda
Todo Sol oculto
Toda fuente de los espejos en el fondo del agua
Todo espejo de los espejos rotos Un rostro en las balanzas del silencio
Un guijarro entre otros guijarros
Por las frondas de los últimos resplandores del día
Un rostro semejante a todos los rostros olvidado
Nacida en el país de la rosas, Bulgaria, Violeta es poeta y traductora de poetas de habla castellana.Ha escrito cinco poemarios y dos libros en prosa.La elegípara que nos acompañeporque su poesía camina por la calle de la nostalgia yes una amiga que acercó el mar de la palabra. Silvia.
La calle de la nostalgia
Lacalle aquella la nombran Nostalgia:
por ella caminaba
y yo a su lado.
La atravesaban los paraguas verdes de lasfrondas,
pisadas de gato,
trompetas también.
Era el centro del mundo, esa calle
que bajo sus sombras me paseaba.
En ella recogía limones menudos,
debajo de su sombrero un viejo me hacía señas con la mano.
Julio: recuerdo que tuve un long play (¿te acordás?) enque vos contabas que nevaba sobre Paris yestabasusando un polo negro. Y tu voz deerresarrastradas y guturalescontaba de los cronopios, de la autopista del sur, Torito y en unmomento leías la carta de La Maga albebé Rocamadour y alguna vez lloréescuchándola, hasta creo que olí el perfume del borsch. Fuiste gran compañía Cronopio Mayor. Silvia
Bebé Rocamadour, bebé, mon bebé. Rocamadour:
Rocamadour, ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿Por qué, Rocamadour ? No estoy triste, tu mamá es una pavota, se me fue al fuego el borsch que había hecho para Horacio; vos sabés quién es Horacio, Rocamadour, el señor que el domingo te llevó el conejito de terciopelo y que se aburría mucho porque vos y yo nos estábamos diciendo tantas cosas y él quería volver a París; entonces te pusiste a llorar y él te mostró como el conejito movía las orejas; en ese momento estaba hermoso, quiero decir Horacio, algún día comprenderás, Rocamadour.
Rocamadour, es idiota llorar así porque el borsch se ha ido al fuego. La pieza está llena de remolacha, Rocamadour, te divertirías si vieras los pedazos de remolacha y la crema, todo tirado por el suelo. Menos mal que cuando venga Horacio ya habré limpiado, pero primero tenía que escribirte, llorar así es tonto, las cacerolas se ponen blandas, se ven como halos en los vidrios de la ventana, y ya no se oye cantar a la chica del piso de arriba que canta todo el día Les amants du Havre. Cuando estemos juntos te lo contaré, verás. Puisque la terre est ronde, mon amour t'en fais pas, mon amour, t'en fais pas...Horacio la silba de noche cuando escribe o dibuja. A ti te gustaría, Rocamadour. A vos te gustaría, Horacio se pone furioso porque me gusta hablar de tú como Perico, pero en el Uruguay es distinto. Perico es el señor que no te llevó nada el otro día pero que hablaba tanto de los niños y la alimentación. Sabe muchas cosas, un día le tendrás mucho respeto, Rocamadour, y serás un tonto si le tienes respeto. Si le tenés, si le tenés respeto, Rocamadour.
Rocamadour, madame Irène no está contenta de que seas tan lindo, tan alegre, tan llorón y gritón y meón. Ella dice que todo está muy bien y que eres un niño encantador, pero mientras habla esconde las manos en los bolsillos del delantal como hacen algunos animales malignos, Rocamadour, y eso me da miedo. Cuando se lo dije a Horacio, se reía mucho, pero no se da cuenta de que yo lo siento, y que aunque no haya ningún animal maligno que esconde las manos, yo siento, no sé lo que siento, no lo puedo explicar. Rocamadour, si en tus ojitos pudiera leer lo que te ha pasado en esos quince días, momento por momento. Me parece que voy a buscar otra nourrice aunque Horacio se ponga furioso y diga, pero a ti no te interesa lo que él dice de mí. Otra nourrice que hable menos, no importa si dice que eres malo o que lloras de noche o que no quieres comer, no importa si cuando me lo dice yo siento que no es maligna, que me está diciendo algo que no puede dañarte. Todo es tan raro, Rocamadour, por ejemplo me gusta decir tu nombre y escribirlo, cada vez me parece que te toco la punta de la nariz y que te reís, en cambio madame Irène no te llama nunca por tu nombre, dice l'enfant, fíjate, ni siquiera dice le gosse, dice l'enfant, es como si se pusiera guantes de goma para hablar, a lo mejor los tiene puestos y por eso mete las manos en los bolsillos y dice que sos tan bueno y tan bonito.
Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda. No te puedo explicar porque eres tan chico, pero quiero decir que Horacio llegará en seguida. ¿ Le dejo leer mi carta para que él también te diga alguna cosa ? No, yo tampoco querría que nadie leyera una carta que es solamente para mí. Un gran secreto entre los dos, Rocamadour. Ya no lloro más, estoy contenta, pero es tan difícil entender las cosas, necesito tanto tiempo para entender un poco eso que Horacio y los otros entienden en seguida, pero ellos que todo lo entienden tan bien no te pueden entender a ti y a mí, no entienden que yo no puedo tenerte conmigo, darte de comer y cambiarte los pañales, hacerte dormir o jugar, no entienden y en realidad no les importa, y a mí que tanto me importa solamente sé que no te puedo tener conmigo, que es malo para los dos, que tengo que estar sola con Horacio, vivir con Horacio, quién sabe hasta cuándo ayudándolo a buscar lo que él busca y que también buscarás, Rocamadour, porque serás un hombre y también buscarás como un gran tonto.
Es así, Rocamadour: En París somos como hongos crecemos en los pasamanos de las escaleras, en piezas oscuras donde huele a sebo, donde la gente hace todo el tiempo el amor y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi, enciende los cigarrillos y habla como Horacio y Gregorovius y Wong y yo, Rocamadour, y como Perico y Ronald y Babs, todos hacemos el amor y freímos huevos y fumamos, ah, no puedes saber todo lo que fumamos, todo lo que hacemos el amor, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando o cantando, y afuera hay de todo, las ventanas dan al aire y eso empieza con un gorrión o una gotera, llueve muchísimo aquí, Rocamadour, mucho más que en el campo, y las cosas se herrumbran, las canaletas, las patas de las palomas, los alambres con que Horacio fabrica esculturas. Casi no tenemos ropa, nos arreglamos con tan poco, un buen abrigo, unos zapatos en lo que no entre el agua, somos muy sucios, todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros, Horacio se duerme y el libro va a parar abajo de la cama, hay peleas terribles porque los libros no aparecen y Horacio cree que se los ha robado Ossip, hasta que un día aparecen y nos reímos, y casi no hay sitio para poner nada, ni siquiera otro par de zapatos, Rocamadour, para poner una palangana en el suelo hay que sacar el tocadiscos, pero donde ponerlo si la mesa está llena de libros. Yo no te podría tener aquí, aunque seas tan pequeño no cabrías en ninguna parte, te golpearías contra las paredes. Cuando pienso en eso me pongo a llorar, Horacio no entiende, cree que soy mala, que hago mal en no traerte, aunque sé que no te aguantaría mucho tiempo. Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, es la ley, la única manera que vale la pena pero duele, Rocamadour, y es sucio y amargo, a ti no te gustaría, tú que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en la veleta de la casa. Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete .
Marosa Di Giorgio (Salto, 1932-Montevideo 2004).Su mirada nacida de ojos soñadores de maravillas, como los de Alicia, difiere de la se sus contemporáneos. Su voz se corresponde con la de Lewis Carroll en el poema del prólogo de Alicia a través del Espejo: no tocaré con el aliento de la tristeza la delicia de nuestro cuento de Hadas.Uno, de esta manera, dos autores, a los que recurro con frecuencia. Por su magia la invité. Silvia 39 Llueve. Sobre el jardín cae la lluvia. Mi madre tiene visitas. Yo estoy entre estas cuatro paredes. Llueve. Tendría que leer a Edgar Poe y a Dylan Thomas, “el día de mi cumpleaños empezó con pájaros de agua”, y Edgar Poe y al más inmemorial de mis años. Pero, esto quieta. Llueve.Sobre ese aparador corren las ratas. Oigo su siseo, más próximo que el de la lluvia, en torno a las masitas, a las caricaturas dulces, a las Auxiliadoras de bombón. A lo lejos mi madre habla de guerras y amoríos bien y mal hay otras gentes. Yo nací sola.Tengo una copa de caña y este arco iris, por ahora.
Han pasado 365 soles desde la primer aparición del blog.Hablado, arrullado, trabajado junto a Jorgelina.Impulsado en el deseo por la palabra animosa de amigos como Andrés Aldao. Mi página ocre desea ser la voz de las buenas letras.De poetas y narradores que iluminan los silencios. Como dice Oliverio: gracias /gracias por la ebriedad/ por el aire/ la piel/por el absurdo de/ hoy y de mañana.Gracias por estar ahí, del otro lado, mágicamente, leyéndonos. Silvia