23 de marzo de 2008

Los Idus de Marzo (1973 − 1983)

"...los idus de marzo ya han llegado...",

"Si, pero aún no se han ido..."

"¡Cuídate de los idus de marzo!".

Shakespeare . (Julio César, 1599

1.

Fijar la fecha de Los Idus de Marzo en la Argentina desde el 24 de marzo de 1976 es incierto, arbitrario y no responde a la realidad histórica. Es imposible fijar un día preciso, pero fue a partir de la matanza ejecutada por los marinos impolutos de Trelew en agosto de 1972, y en Ezeiza, en junio de 1973, cuando los comandos de Osinde, Britos y la Kennedy fusilaron a los argentinos que fuimos a recibir a Juan Domingo Perón (por millares).

Los "idus habían llegado", "no nos cuidamos de ellos" y "aún no se han ido"...

No voy a polemizar con nadie. "La única verdad es la realidad":

Empezaron a matar en 1972 1973. Asesinaron en 1974 y 1975. Y siguieron matando (exterminando) en gran escala desde 1976 hasta 1983.

Tuvimos la "decada infame" en la década del treinta, hambre, desocupación, enajenación de nuestras riquezas.

Tuvimos la segunda "década infame" entre 1973 y 1983, enajenación del patrimonio nacional, represión, persecución, torturas y asesinatos, robo de hijos y de bienes.

Y padecimos la "veintena infame", de 1983 a 2003, en la que los Idus de Marzo

fueron "condenados, liberados, indultados" mediante leyes firmadas por Alfonsín y Menem, y aceptadas y mantenidas por De la Rúa y Duhalde.

2.

Hace 32 años que me desterraron de la Argentina. Que cortaron mi vida por la mitad. Que imposibilitaron el arraigo de mis hijos, Paula Andrea y Silvio Humberto. Que me obligaron a vivir en el destierro. Que la Triple A y Coordinación Federal me robaron los bienes, el dinero, la ropa nueva, los libros... pero no pudieron robarme la identidad, la cultura, el idioma, mi historia personal dentro de la historia de nuestra patria. Me torturaron y humillaron represores y jueces (juez federal del Juzgado Federal Nº 3, Lafuente...), me doblaron hasta el límite, pero no pudieron romperme. No pudieron...

3.

Salvé mi vida (y la de mi familia) milagrosamente. Ester Mann y yo fuimos afortunados. Y aunque ella fue separada durante un año de nuestro hijo recién nacido (quince días de vida), sobrevivimos. Muchos de mis camaradas no tuvieron igual suerte. Treinta mil seres humanos desaparecieron, centenas de hijos fueron robados, y muchas de las madres fueron asesinadas sin misericordia. Madres, padres, hijos, bebés, amigos, vecinos, inocentes.

En los úlitmos cuatro años se ha comenzado a individualizar en la Argentina a otros idus ocultos, procesar a los célebres, criminales que soñaron con la Argentina Dios − Patria − Hogar por mil años.... Como Adolfo Hitler soñaba con su tercer Reich por un milenio y duró apenas 12. Igual los Idus de Marzo en la Argentina... sólo 12 años. Pero éstos no tuvieron su Nüremberg, su cadalso.

Muchos murieron en la cama. Otros viven "presos" en sus casas. Otros "sufren" en "cárceles" de lujo, como el mafioso Febres que fue acallado por la omerta castrense o el pérfido Astiz y los de su calaña...

4.

Tres décadas han transcurrido desde entonces. En tiempo histórico no significa nada, no celebramos nada: recordamos el 24 de marzo como un hito dentro de un proceso que se incubó y actuó a través de la serpiente maligna Triple A, cuando fueron asesinados Rodolfo Ortega Peña, Julio Troxler, Silvio Frondizi, Atilio López y docenas de militantes sindicales y políticos inocentes, hechos ocultados celosamente para poner el acento en la represión que hubo luego de la muerte de Perón el 1º de julio de 1974.

Los idus llegaron en junio de 1973", "no nos cuidamos de ellos" y "aún no se han ido"... Treinta y cinco años más tarde esos crímenes, con tardía justicia, fueron declarados en estos días de lesa humanidad, e imprescriptibles.




Andrés Aldao




Poema Silvia Loustau


Idus de marzo

a quienes amo

y son ausencia.

S.L

olor a gárgolas y ofidios

en la plataforma del cielo

la constelación del mal.

la tierra un jardín de ausencias

un campanario de tiernas osamentas

el mar.

el alarido despierta a los que duermen

nada se ha llevado el tiempo

sobre la tierra color humo

flotan nombres de arcángeles caídos

el aire huele a gárgolas y ofidios

el universo roto roza los confines

del mal.

flotan flores en el río

flotan los cuerpos amados

sobreviven en la lluvia

las ausencias de la eternidad.


Silvia Loustau

Marzo 2008

Poema Juan Gelman




los sueños rotos por la realidad

los compañeros rotos por la realidad

los sueños de los compañeros rotos.

Están verdaderamente rotos?/ perdidos / nada/

se pudren bajo tierra / su rota luz diseminada

a pedacitos bajo tierra / alguna vez los pedacitos se van a juntar?

va a haber la fiesta de los pedacitos que se reúnen ¨?

y los pedacitos de los compañeros alguna vez se juntarán ¨?

caminar bajo tierra para juntarse un día

como dice Manuel ´? / se juntarán / un día?

de esos amados pedacitos está hecha nuestra concreta soledad/

perdimos la suavidad de paco / la tristeza de haroldo / la lucidez de rodolfo/ el coraje de tantos.

ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país

hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe /

pedacitos que fueron alguna vez alegría/combate /

confianza en sueños / sueños/ sueños/

y los pedacitos rotos del sueño/ se juntarán

alguna vez ´?

.se juntarán algún día pedacitos?

están diciendo que los enganchemos al tejido

del sueño general?

están diciendo que soñemos mejor ´?

Juan Gelman

L a h u í d a *

por Andrés Aldao

Jadea. Acurrucado en ese insólito palomar, Abelardo, absorto, observa despuntar los techos de Almagro. Terrazas, techos de chapa acanalada, algunos oxidados y otros embadurnados de alquitrán. Por allí asoma, como un obelisco en el desierto santiagueño, un edificio de varios pisos.

Abelardo jadea. el sol lo entibia; se siente feliz. Por un tris se escurrió de la patota.

Jadea. Abelardo rememora −entre imágenes truncas− lo ocurrido esa tarde. De pronto hace una pausa, frunce el entrecejo, se esfuerza por coordinar sus recuerdos: “¿Hoy ocurrió?”, se pregunta...

Queda preocupado; el lugar coincide, pero el cuando, el tiempo, giran como un trompo y le generan un vacío en la mente. La angustia lo anuda, lo presiona y lo inquieta.

Abelardo aleja el cuando; continúa con sus reflexiones. Algunas palomas, mientras tanto, ronronean manteniéndose a prudente distancia. De pronto, influido por los efluvios de su imaginación, Abelardo, sin saber por qué, recuerda una película del lejano oeste en la cual el protagonista, herido, yace rodeado por la aridez del paisaje agreste y solitario mientras la cámara enfoca a unos pájaros siniestros que revolotean al acecho de un festín que presienten cercano.

Ahora vuelven las evocaciones... Allí está la patota −rememora− cuatro o cinco tipos con metralletas.

Él los ve: no vacila. Llega al patiecito de su casa y se desliza hacia la vivienda de abajo. El vecino le pide que se vaya. que no lo comprometa. Abelardo atraviesa el largo pasillo, sale, y sin pensarlo corre y corre, jadea y jadea, llega a la esquina, dobla y escucha el chirrido de los frenos, los gritos de la patota, y los disparos. esos mensajes agoreros de sombra y muerte.

Abelardo se convierte en pájaro, Corre, vuela, jadea y salta sobre los techos de Almagro hasta encontrar el palomar. Allí llega, jadea, transpira. Pese a la angustia, Abelardo sonríe y dice sin voz: Jodí a los hijos de puta, ¡cómo los jodí!

Estaba tirado sobre la vereda, en la ochava. Pequeños arroyuelos de un matiz púrpura triste le coloreaban la camisa. La barbita blancuzca resaltaba la palidez del rostro. Los ojos abiertos parecían contemplar fíjamente el cielo, bordado de nubes grises... como duelo y cenizas.

Una sonrisa, apenas esbozada, le daba a ese rostro fatigado una extraña sensación de vida. Parecía jadear. Instantes previos, Abelardo había comenzado a recorrer el largo itinerario de un exilio sin retorno. Fue el 1º de noviembre, año 1974, día de todos los muertos

* La Huida, Este relato de Andrés Aldao es, cronológicamente, su primer escrito( 1996).El autor ha ficción alisado lo que le ocurrió en su propia vida, cuando en los años de plomo fue tomado preso por la Triple AAA y estuvo detenido un año, entre las cárceles de Devoto y Resistencia. Figura en Cuentos desde Lejos, publicado a fines de 1998 (Nota de Silvia Loustau).

Poema Anibal Sciorra

"La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento."
León Gieco ("La memoria")


Botas (Fragmento)


Sobre las baldosas del patio,

Gendarmes.

Botas que patean los sentimientos,

Triciclos oxidados,

El sillón de mimbre desarmado,

Macetas con tierra reseca derribadas,

La pava y el mate olvidados.

Cortaron el tránsito de la vida,

Las risas de los pibes,

La música de los pendejos,

Los sueños de los viejos.

Y ya no mas ropa blanca tendida.

Sólo vidrios rotos y cosas tiradas.

Libros quemados.

Papeles y fotos.

Todo desparramado.

Cascos verdes, eso sí.

Seguridad Nacional, El País.


Sobre las baldosas del patio, Gendarmes.

Botas que pisotean malvones...



Anibal Sciorra

Idus de Marzo


Poema aparecidos

yo quiero

que todos vivan

en mi vida

y canten en mi canto

Pablo Neruda

Un dolor muy hondo me atenaza mientras escribo los poemas recuperados de los compañeros. A su vez el alivio que da la luz de la memoria y saber que a ella no la vencieron. Tampoco a sus palabras.

Silvia Loustau

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Carlos Aiub- Nació en Coronel Dorrego. Se gradúa de geólogo en La Plata, ciudad en la que desarrolla su vida de militante. Se casa Con Beatriz Ronco y tiene dos hijos baronesa literatura fue una de sus grandes pasiones. Carlos escribía poemas que han logrado recuperase .El 9 de junio de 1977 detienen en La Plata a Ricardo Aiub ( su hermano) y a Bea, su esposa y al día siguiente a Carlos.

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Nueve

te cuento de las flores aquellas que decidimos

un día cuidar juntos

de cómo intentamos hacerlo

de cómo hay que regarlas día a día para que no

mueran

de cómo el yuyal avanza si nosotros nos

quedamos

sí bajamos los brazos

de cómo las hormigas pueden matarlas

de cómo sus tallos son aún débiles

de cómo su verde aún no alcanza

de cuanto falta para que florezcan

y cuánto falta aún sembrar

te cuento de las flores aquellas que decidimos

un día cuidar juntos

y tengo miedo de no verlas.

10/VI/ 74

5 de marzo de 2008

Los Idus de Marzo

Hace un año, Andrés Aldao amigo y escritor, argentino quien vive en el exilio en Israel desde 1975, a partir de su revista web , Artesanías Literarias, comenzó con lo que yo llamaría: la campaña por la memoria, y a partir de la frase de Cesar los idus de marzo publicó cuentos y poemas que eran una luz en la oscuridad. Tal fue la fuerza que generó que quedó como un clásico. Retomo, pues la idea de Andrés, quien explica:”-…la fecha es famosa por que Julio Cesar fue asesinado en los idus de marzo del año 44 a.C. Según el escritor griego Plutarco, Cesar había sido advertido del peligro, pero había desestimado las advertencias. Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que lo amenazaba en los idus de marzo y ese día, cuando iba al Senado Cesar llamó al vidente y riendo le dijo: los idus de marzo ya han llegado, a lo que el vidente contestó compasivamente: “Si, pero aún no se han ido.”

Vuelvo a esa frase, los idus de marzo llegaron oficialmente a nuestro país el 24 de marzo de 1976, aunque ya dos años antes el terror oscurecía nuestro cielo. Para mí , antes de esta nefasta fecha , marzo era el mes que traía los cobres crujientes del otoño y sus cielos azules y translucidos .Pero el 24 de marzo de 1976 , para muchos miles de mi generación, nos partieron la historia en un ante y un después. Nos desarmaron la vida. Hubo llanto y sangre .Hubo y hay ausencias para siempre. Pero la utopía no la podrán quemar.

Amigos del blog, encontrarán este mes material que ayude al fuego de la memoria. Y a lo largo del mes agregaré otros textos, sí, porque los idus de marzo aún están entre nosotros.

Silvia Loustau

Poemas Verónica Pedemonte




Desde España

Verónica Pedemonte

Bibliografía . Verónica Pedemonte Morillo-Velarde, escritora de Nacionalidad española, nació en Montevideo. filóloga y psicóloga ejerce el periodismo .Entre sus múltiples premios contamos :Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego,(2000);Premio Internacional Kutxa de Irún (2002); finalista del Premio Internacional Ciudad de Mellilla 2004; Primer Accésit Premio Internacional Ciudad de las Palmas ( 2005), entre otros. Ha participado en variadas Antologías.

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Se escribe siempre desde Auschwitz


Con cariño para Silvia Loustau por su sensibilidad y su ensayo sobre Celan.


Las cenizas Celan flotan en todas partes

larga noche, Celan, larga vida.

Largo exilio en tus ojos del color de la muerte.

Vértebras, huesos, pubis, occipital, húmeros tristes,

país invertebrado, amor insomne, tiempo.

De ti surgen y cantan y se aventan

crematorios de ayer hogueras de mañana.

El Sena un no lugar para tu despedida.

Sin arco del triunfo ni héroes conocidos.

Sin por fin la derrota del nazismo absoluto.

Tu adiós de rito oscuro para los bienpensantes que se ganan

su muerte de oro en la rive droite.

No increpan a la parca su impúdica costumbre

de sierva antigua y seca.

Cenizas con lacitos, cenizas con anillos.

Cenizas con idiomas, cenizas con silencios.

Los que hablan lenguas vivas con una lengua muerta.

Los que hablan lenguas muertas con una lengua viva.

Los gorriones de Piaf en el burdel antiguo

y sus ojos enfermos de mirar amor

mancillado la matriz profanada la piel

que adorna y viste el cuerpo, la cama, la impudicia.

La Weltenshauung, el agudo zapato de aguja.

Pallack palack este abrigo de cuero el calabozo.

Tu cenizas Celan, Ingeborg Bachmann, Kafka.

Nunca después de Auschwitz siempre en Auschwitz.

Auschwitz aquí quinta avenida de los sin fortuna

Auschwitz allí Arrabal de La Miseria esquina La Derrota.

Se escribe con minúsculas tras los messerschmitt.

Larga noche de abril de tu inocencia que toman por delito.

Tu cuerpo propiedad tu cuerpo estigma de tu cuerpo.

Ellos tus dueños que no saben de tu propia mano

Ellos tus dueños que no saben de tu propio sueño.

Que dictan la sentencia condenatoria previa,

que dictan la sentencia condenatoria póstuma

ellos tus dueños, que no saben Celan, y viven muertos

Febrero-2008

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Tres poemas de Cuando Europa era el Mundo (Las Palmas, 2005)

Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana. El mundo al revés está a la vista: Con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies.

Patas Arriba, La Escuela del Mundo al Revés

Eduardo Galeano

A Través del Espejo

De esa calle se me fueron un día

el corazón y Julie Andrews.

Las tardes de poetas.

Las milongas y los catedráticos.

Los pescadores de Tristán Narvaja.

Y Margarita Iznardi

que estudió en la Sorbona.

De esa calle se me fueron un día

los tristes compañeros de colegio,

agitando sus manos.

Hojas de carta sin remite.

Hojas del árbol del adiós.

En esta glaciación inédita.

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El Parque de los Aliados

El Parque de los aliados se llama de otro modo.

Los aliados se fueron después de masacrar la hoja.

Hoy, ya nadie se atreve a pronunciar su nombre.

Ese parque servía para tomar el sol,

las hijas de Petersen, de la embajada sueca

dejaban sus melenas platino sobre la hierba.

Tu corazón como un soldado se alistaba

en la banda de los corazones solitarios.

Cruzabas la hierba azul, un pura sangre,

que el tiempo congelaba en la memoria.

Más allá del Hospital Central dictaba cartas

sobre la vida y la muerte desde afilados escalpelos.

Llegabas a la hora de la cena y yo reconstruía para ti

el puzzle misterioso de un hogar.

Ese parque servía, como todos los parques,

como todos los parques sin alianzas,

Para decir regreso, después de atravesarlo.

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Los otros Europeos

Buenos Aires es Nápoles

Cuánto llueve en Palermo.

Cantame* un tango

o quizá la marsellesa.

Estabas en París,

vestías de rojo,

cuando los nazis

invadieron tu patria.

Montevideo, esa ciudad de Europa,

estaba llena de judíos polacos,

de italianos de Roma

de Toscana, del Véneto,

mercaderes de Génova,

alemanes de Hitler

y niños del Brasil .

Españoles de cualquier España,

campesinos o hijos de virreyes,

traidores, héroes, y poetas.

Los ingleses dejaron un gentleman

que toma el té a las cinco

y come pastelitos Save a queen

mientras juega scrable en spanglish

con Malvinas- No future.

Los franceses sembraron

cementerios marinos

en la Isla de los Lobos,

flores de Baudelaire

adolescentes de Rimbaud.

Cantame *un tango o quizá la marsellesa.

No sé si lo soporto si no estás a mi lado.

La sangre cayó sobre la tinta.

El tiempo pasará.

*La esdrújula es el verso que faltaba.

Verónica Pedemonte Morillo-Velarde

Poemas de Francisco ( Paco ) Urondo

La palabra justa

Francisco ( Paco) Urondo nació en 1930 en la ciudad de Santa Fe y murió, como militante político, en manos del Ejército en un enfrentamiento en Mendoza en 1976. Su obra poética- un tapiz de la época que le tocó vivir, con sus utopías y arduos caminos- abarca más de veinte años y deja una marca indeleble en la poesía en lengua castellana. Para Paco Urondo era fundamental hallar la palabra justa, en tanto justeza y justicia, y el intento equivalía a encontrar un sentido que justificara la vida.

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Espejos

Con toda paciencia, la noche iba

tejiendo a su lado. Con todo

el amor, la noche crecía sobre su trama, sin

rencores. Éramos

así los dueños del fuego

del amor; los privilegiados,

los niños ,los condenados a morir

con las espaldas

descubiertas. Asesinos de la historia

que no llega su debido

tiempo, que acarician

profetas y tembloroso. Dardos

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Juancito de Juan Moreyra

Mi amigo Gelman , me ha contado

una historia. Adelante

amigo, dame

fuerzas y lucidez y temple

y salud, que yo te ayudaré.

Salud amigo Juan, y cuidado

con las derrotas; brindemos

por esta tierra, por estas

mujeres que iremos

ganando, conquistando y mucho

más que eso: como si ellas fueran el porvenir.

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Quiromancia

Hoy hace menos frío

que el año que viene. si viene. Vendrá

seguramente para que nadie

crea en las groserías de las profecías, o de los meros

sueños premonitorios. Esas tonterías

solferinas, esas fantasías sin importancia, tardes

en las que el corazón humano

se pone al rojo morado, se

diría. Se dirá , cuando haya

algo que decir: hoy

hace menos que el año que vendrá.

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Mi tierra querida

Ya es hora de perder

la inocencia,

ese estupor de las criatura que todavía

no pudieron hacerse cargo

de la memoria

del mundo al que recién nacieron

Pero nosotros hombres

grandes ya, podemos olvidar, sabemos

perfectamente que tendríamos

que hacer para dañar

el presente, para romperlo.

Aquí nadie

tiene derecho a distraerse,

a estar asustado, a rozar

la indignación, a exclamar su sorpresa.

Paco Urondo

Poemas Silvia Loustau

(fines del verano 2008)

XX

arena de placer y zafiro

el tiempo

aquel

cuando las amapolas florecían

sin permiso

y los gránulos oscuros de sus semillas

rodaban con la libertad de los sueños.

No había días / ni noches.

en la ventana nunca anochecía

quedaba en ella polvo de luz .

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XXI

el pétalo descansa sobre la seda

susurra / anhela /

el corpiño se marea

con el perfume de la flor.

el pecho tiembla y canta .

las manos

quitan el corpiño

encuentra la maravilla

que iluminará la noche .

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XXII

perspectiva del sueño. del sueño sin grito

sin temor.

perspectiva del día. amplitud de cielo y malvón.

perspectiva del deseo. tibieza atrayéndolo.

perspectiva de flor .pimpollo de jazmín perfumando

el ayer.

perspectiva de amor. descansar en él. el cuenco del amor.

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XVII

en el diario tránsito

de la vida

ojalá

hagas un alto.

imagines o recuerdes

nuestros cuerpos

oscurecidos por las rosas

desees lo imposible

y luego

llores.

(De:MANDALA- 2003)

Silvia Loustau

Texto de Andrés Aldao




La Sospecha

Silenciosa y fácil, con un vaivén malintencionado, le remonta la sospecha y se le clava en el alma. Como una travesía infernal en un trance de delirio. A veces la percibe cáustica y arrogante, como una sonrisa crispada y burlona que maltrata su orgullo; o la bravuconada postrera de un compadrito que se queda sin resto y mata por matar.

El viejo tiene la certeza pero le faltan las pruebas. No sabe todo pero intuye. Si es lo que piensa, la verdad va a adquirir para él dimensión de tragedia. Ese suspiro moribundo es como un tajo de malevo que no le da tregua y secciona sin piedad el ensueño de toda su vida. Le cuesta asumirla; considerarla siquiera… La maldice y desea alejarla, pero las dudas, como una bala certera, dan en el centro de su vejez.

Los dos viejos retoman la ceremonia mañanera del yuyo verde, el rito matero cuya espuma rebosante se les antoja el elixir de sus vidas ya cuesta abajo. Hablan del hijo con medias palabras; como guardando un secreto cuyas espinas los desgarra.

-Qué raro que está nuestro hijo, viejo -se anima la mujer.

-Si, lo noto hosco, preocupado, pero no le hagás caso.

El silencio les bate palmas, y algún pájaro amistoso gorjea una extraña melodía mientras revolotea buscando a su pareja.

Prefieren matear sin palabras inútiles, creyendo quizá que al no hablar la imagen de la sospecha se va a desvanecer. Que el silencio les va a ir borrando la angustia, en un arcaico y desusado gesto de alcurnia.

Se contemplan buscando una respuesta que no se atreven a insinuar. La imagen del hijo, que es la honra de los dos viejos, se les boceta ahora sesgada y dudosa. Recelan del futuro porque ellos no estarán para protegerlo. Aunque ignoran de qué, porqué…

-La gente es mala, sabés? Me miran de reojo, murmuran…

-No seas así, mujer, a vos te parece… ¿Qué cosas se te ocurren?

-La cosa empezó desde aquellos días, viejo, desde que salió: no nos engañemos…

-No empezó nada, ¡carajo! Terminala, que nuestro hijo no ha hecho nada malo… nada, ¿me oíste bien? Tenemos que estar orgullosos de él.

Ofuscado, colérico, sale a la calle con el perro. «¿Quiénes son los que hablan?» -piensa con amargura- son los mismos que decían: “Y, ¡algo habrán hecho!”. ¿Y los capos, los jefes? Viven tranquilos fuera del país mientras la muchachada se juega el pellejo, y los que caen son crucificados. Cómo le digo esto a la vieja, pobrecita.”. El pichicho lo tironea y el viejo empieza a caminar.

Alguien pasa por enfrente y se para, mirando hacia su lado. Él gira la cabeza: sobre la pared blanca de la casita ve las letras en negro, atronadoras, insultantes: ¡¡aquí vive un delator al servicio de los milicos! “Hijos de puta, rastreros. mi pobre hijo, un pendejo de diecisiete años... no aguantó la tortura pero nadie cayó en cana por su culpa.”, recuerda en el desvencijo de un sollozo amargo. El viejo se derrumba... como un roble batido por un ciclón. O la sospecha ■

Este cuento forma parte del libro de Andrés Aldao, Cuentos desde Lejos.