7 de octubre de 2011

Poemas de Silvia Loustau

VII

las niñas tejían coronas

envueltas en aroma de herejía.

en la casa de la niebla

las niñas tejían coronas

tomaban pétalos

del tazón de soledades.

subyugadas

las niñas tejían coronas

bajo la luz

de una luna ensangrentada

XXI

Playas de Santa Teresita

llegaban sobresaltados

desnudos

trastornados

por la marea.

el vuelo

llegaban

a una playa

de otoño arrogante

azotados

por la iracundia del viento.

remotas

huellas desplegadas

sobre voces sigilosas.

zapatos perdidos

arenosos

de muerte verde.

todos sabían

anéctar luctuoso

acariciaban suavemente la arena

plasmada de flores

y gaviotas de vuelo negro.

erguidos

sobre madejas de tiempo

miradas eternas abiertas

en el abandono

como niños enfermos.

De Mar y Madres por Silvia Loustau. Editorial Martin, Colección La Pecera dirigida por el Lic. Osvaldo Picardo-Edición Castellano francés, traducido por el poeta Pedro Vianna( París)

VI

a j.

el fino sol roza días lejanos

verde hilo de pasto

y una higuera

orillas de tardes invernales

huellas de memoria

posan tu mano tramada de tibieza

noches de amantes sudorosos

de besos como tigres / prisión de nacar

cuerpos encendidos/ dedos de lirio al borde del abismo /

hilo de amor / hebra fragil

perdido en el mapa de una cuiudad cuadrada

desayuno en las mañanas lilas del invierno

la sopa tibia

noches de ausencia/ de fulgor perverso

la hora en que la luz congela hojas inquietas

hora que aprisiono entrelabras

recuerdo blanco/ violeta/ amarillo

you have gone/ lucy in the sky with diamonds

lucy in the sky with diamonds

aún suena y brillan sus diamantes

y hay un leve dolor con variaciones

mi mano te busca

quiero tocarte apenas / niebla de gasa

quiero tocar

tu mano

mostrame la imagen fugaz de la que fuí.

( de:. work in progress)

XXXVII

ahogándose escribe

sobre los días mordidos por Cronos

en la daga del aire / escribe

sobre la almohada afiebrada

imperiosamente

sobre el viento y la lluvia / escribe

en sábanas abiertas para el amor / escribe

en la quietud del aire / escribe

escribe /con la urgencia del hambriento

un manifiesto contra el olvido

escribe.

( work in progress)

Una mañanita de Buenos Aires..

sol, artesanos, caminata...
el sitio se llama Macondo(¿que menos) en la Plazita Cortazar, alli tertuliamos con Graciela Fosser

La mantita por Silvia Loustau

Llovía aquella tarde cuando tomó la mantita, había estado envuelta entre tules.La mantita, livianísima, como tejida por luciérnagas.

La extendió. Nube blanca y cielo azul, un perfume a infancia, casi irreal se desvaneció en el aire. Que pequeño, qué pequeño, mi changuito, pensó la mujer.

Vestida de silencio y tormenta teje, en el borde de la pañoleta, almenitas blancas, almenitas celestes.

Almenas contra los gigantes verdes, mi niño. Contra quienes deseen romper tus sueños. Se, chiquito, aún no conoces la existencia de monstruos oliendo agrio; si, si, lo de enormes zapatones sucios, los mismos que aparecen en alguna pesadilla.

¿Escuchas el viento? Huele a mar, a sur .Aúlla, habla un extraño lenguaje de páramos desiertos. De una tierra que no conozco.

Mira, gurí, tocala, no, no es humo, es tu mantita, tan liviana, la confundes, quizá es el sueño que te cierra los ojitos.

No se, no se, porque siento estos deseos de llorar. Tonterías de madre, diría tu abuela.

Ya verás, te arroparé con este trocito de lanas fugaces, celestes y blancas.

Una ráfaga fría y otra ardiente. La turbonada que viene como una lengua del diablo. Silencio. Compás de espera. De pronto corren. Se esconden. Recuerdan viejas cosas. Se quema la hierba. Se oscurecen los espejos. Alguien grita. Alguien grita.Grita.

Olor a almendras. A joven cadáver. A frío de abril

La mujer se arrodilla. Sobre esa tierra indómita tiende la mantita del niño. Su niño. Él que gritó


a todos los caidos en Malvinas, otra generación desangrada para abrir el camino de la libertad.

Algunas fotos de la presentación y lectura en Sade Oeste Bonaerense

Y luego de algunas lectuara alguien pregunta u opina...ese es el mejor premio
Y Bernabé pregunta, pregunta...
leo, leo, leo y el silencio es total, a mi lado el escritor Bernabé Sosa

¿Qué estaré explicando? o diciendo o contando...
El General San Martín nos recibe a la Entada de la Biblioteca

Invitada por la SADE OESTE BONARENSE- 2 de OCtubre

Un año transcurrió desde que había recibido la atenta invitación del Presidente de la Sade Oeste Bonarense( Castelar, prov. de Bs.As).Un intercambio de mails logró que sin habernos visto nunca con el señor Bernabé Sosa, era ir a un sitio donde un amigo me presentaría los concurrentes de conferecias, muestras, música, lecturas.
Cuando el atardecer se iba extendiendo por las calles de un señorial Castelar, llegué a la Bibloteca General San Martín. Allí era la cita y allí estaban Bernabé , su esposa y el señor Roberto Taberner- que luego oficiaría de fotógrafo personal-.
Recorrí la biblioteca. La gente iba llegando. Antes de comenzar el acto fotografié a al General.
El salón era amplio, acogedor, sus ventanas abiertas dejaban pasar el aire aún calido del anochecr. Me di vuelta. No quedaba una silla vacía y- como siempre- el chal de la timidez se hizo más amplio.
Luego de musica y canciones , tomé mi carpeta, mis libros ya estaban en la mesa, y alli mantuvimos un dialogo con Bernabé, y fui desovillando mi quehacer de escritora. Leí varios textos de : De Mar y Madres y antes de adentrame en la novela leí el relato corto : La Mantita.
Ahora miren algunas fotos.

Alejandro Drewes -Poemas- Argentina



Plena Luz

Se ha dado plena luz

a estos ojos

y a la mano que mueve

Alfil contra Torre

su espacio justo

Algo de tiempo

al fin desta salvaje

cacería, un delgado punto

oscilando de lo negro

a lo blanco -a lo negro

Por última vez

entre nosotros

ha sido partido

el pan celeste del alba

y el pacto se ha roto

A plena luz

ruedan las palabras

y los dados que no vuelven:

Una sola gota de luz a estos ojos

Mehr Licht!

I

Algo aquí queda

como la respiración queda

de un animal en la oscuridad

-del silencio un suave poso leve-

La muchacha se ha perdido

en el bosque de sus años

apenas se habla ya de ella

en el negro anillo de lobos

todo el camino ha sido llegar

un mero a ese instante. Y la furia

ciega del viento y luego el cierzo

fue sudario blanco de los cuerpos.

II

Escribo ante unos ojos

cada noche iluminados

como extraños astros

gravitan detrás del espejo

Habito aún la casa del viento

y avanzo como los ciegos

avanzan, reflejo el agua clara

en la mirada de los tristes

Hacia ti voy, bajo el dosel

de una luna semivestida de nubes;

hacia ti voy a través de los pinos

-en olvido yacen las otras Amadas-

Decir Pablo por Silvia Loustau

Decir Pablo es decir Poeta, es decir luchador, soñador de la libertad.

Hay un Neruda mío, mi Neruda era el que sufría por ese Chile de rodillas, humillado por la fuerza, herido por la cesantía, atropellado en tribunales y Universidades... Mi Neruda era el testigo de la Guerra Civil Española, que hizo que un viento oscuro, hecho de rabia e impotencia, comenzara a soplar en sus palabras.

Preguntaréis por qué la poesía

No nos habla del sueño, de las hojas,

De los volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,

Venid a ver la sangre por las calles,

Venid a ver la sangre por las calles...

Mi Neruda era el del Yo acuso que marcó a fuego al traidor y que perseguido por la Ley maldita siguió la huella del exilio por un boquete de esos Andes que cantó y cantará su palabra elocuente.

Mi Neruda era que el caminó con Allende de estancia en estancia llamando a su pueblo a construir una sociedad nueva., mejor, más justa.

Mi Neruda vivió en sus casa de Valpo, de Santiago, de Isla Negra, donde nos recibió Margarita Aguirre y le entregue mi Premio Municipal Carta a Pablo Neruda, cuadro que finalizo su existencia e n mi casa arrasada. Mi Pablo , creo, estuvo presente, sin estarlo cuando con José celebramos nuestro no- casamiento aquel verano de 1973,junto a la campana que el Poeta hacia tañer en noches de tormenta. Mi Pablo. Nuestro Pablo. Pablo de América, del Mundo.

De tanto hojear a Bécquer, a García Lorca, a Nervo, Huidobro, y sus hermanos poetas de esta Patagonia, de amaneceres luminosos, de distancias interminables, donde aún se escucha el lamento del patagón, Neruda como un mágico llamado me fue atrapando, con su Crepusculario, con 20 Poemas de amor y una Canción Desesperada con los Cien sonetos de Amor, con Los Versos del Capitán, convirtiéndose su obra, poco a poco, en parte inseparable de mi vida.

Mi Neruda. Nuestro Neruda ¿te acordás de noches leyendo sus poemas? ¿Escuchando u n Lp, en la casita?

La postura ideológica de Neruda elevó a menudo su poesía a los lindes de la épica, así como otras veces la malogró. De lo último estuvo siempre consciente y así escribió en 1973, a propósito de su último libro editado en vida, Incitación al Nixonicidio y alabanza de la revolución chilena: “Esta puede ser una función efímera. Pero la cumplo. Y recurro a las armas más antiguas de la poesía, al canto y al panfleto usados por clásicos y románticos y destinados a la destrucción del enemigo”.”.
Más allá de los altibajos y de lo episódico en obra tan vasta como la nerudiana, resalta en Neruda la consecuencia con los principios que hizo suyos y la fidelidad permanente con el aserto que emerge de unos versos de los años cincuenta cuya inspiración es una alusión indirecta a la leyenda bíblica acerca de San Pablo:
- El partido me bajó del caballo / y me hizo hombre-.
Aunque en septiembre de l973 se encontraba gravemente enfermo, Neruda tuvo fuerzas para condenar el golpe de Estado. Dejó estampado: “Escribo estas líneas para mis memorias a sólo tres días de los hechos incalificables que llevaron a la muerte a mi gran compañero el presidente Allende”.
Los funerales del poeta se constituyeron, de hecho, en la primera manifestación pública en contra de la dictadura.

Seguiré pensando en las grandes utopías, por eso al Pablo centenario diré:

Ganaremos nosotros, Pablo Neruda,

Tu vida con nosotros, no estará muda,

Ganaremos nosotros los más sencillos,

Ganaremos nosotros...

¡Te lo decimos¡

Silvia Loustau

A todos los compañeros con quienes milite y viví intensamente el verano del 72 y del 73, ayudado a construir el socialismo. Por todos ellos ¡Presentes, hasta la Victoria!

El viento en la Isla

El viento es un caballo:

óyelo cómo corre

por el mar, por el cielo.

Quiere llevarme: escucha

cómo recorre el mundo

para llevarme lejos.

Escóndeme en tus brazos

por esta noche sola,

mientras la lluvia rompe

contra el mar y la tierra

su boca innumerable.

Escucha como el viento

me llama galopando

para llevarme lejos.

Con tu frente en mi frente,

con tu boca en mi boca,

atados nuestros cuerpos

al amor que nos quema,

deja que el viento pase

sin que pueda llevarme.

Deja que el viento corra

coronado de espuma,

que me llame y me busque

galopando en la sombra,

mientras yo, sumergido

bajo tus grandes ojos,

por esta noche sola

descansaré, amor mío.

PLENOS PODERES

A puro sol escribo, a plena calle,

a pleno mar, en donde puedo canto,

sólo la noche errante me detiene

pero en su interrupción recojo espacio,

recojo sombra para mucho tiempo.

El trigo negro de la noche crece

mientras mis ojos miden la pradera

y así de sol a sol hago la llaves:

busco en la oscuridad las cerraduras

y voy abriendo al mar las puertas rotas

hasta llenar armarios con espuma.

Y no me canso de ir y de volver,

no me para la muerte con su piedra,

no me canso de ser y de no ser.

A veces me pregunto si de dónde,

si de padre o de madre o cordillera

heredé los deberes minerales,

los hilos de un océano encendido

y sé que sigo y sigo porque sigo

y canto porque canto y porque canto.

No tiene explicación lo que acontece

cuando cierro los ojos y circulo

como entre dos canales submarinos,

uno a morir me lleva en su ramaje

y el otro canta para que yo cante.

Así pues de no ser estoy compuesto

y como el mar asalta el arrecife

con cápsulas saladas de blancura

y retrata la piedra con la ola,

así lo que en la muerte me rodea

abre en mí la ventana de la vida

y en pleno paroxismo estoy durmiendo.

A plena luz camino por la sombra.

Haiku de Pere Bessó- Cataluña

MANDRA



Ella pren delit
la comissura de l'alba
pasta cuita al pit



PEREZA


Ella toma deleite
comisura del alba
pasta cocida al pecho

MANDRA


Ella pren delit
la comissura de l'alba
pasta cuita al pit



PEREZA


Ella toma deleite
comisura del alba
pasta cocida al pecho

Alejandro Schmidt- Poemas- Córdoba

Un hombre va al trabajo

Un hombre va al trabajo

con una chaqueta liviana y una camisa

gastada, celeste, a rayas

camina bajo el temporal

hunde sus botines de caza

con el opaco gesto que guardó desde su infancia

la lluvia equivale a su elogio de lágrimas

y esa pobre vieja torpe

-es lo que piensa mirando adelante

un brazo sobre el corazón cubriendo su camisa-

y es pobre vieja torpe

es tu madre

el sitio donde te transfiguraste…

Cuando llego a la escuela industrial

donde vigilo la sangre de los niños

las secretarias me miran con piedad

(con ese amor destinado al que perdió su vida

y no lo sabe

al que perdió su vida y lo sabe)

y me prestan un peine y una toalla rota

esa misma en donde limpian sus aguas

de tintas y restas…

Estoy conforme

no quiero que nadie me de nada

sólo abran las puertas del Infierno

y caminaré hasta las pezuñas de oro

mojado por la memorias de la eternidad

ando pegado a la pared

para evitar la ceguera de los autos

una puerta se abre

y veo

los tormentos de un ambiente apacible

mujeres con mirada de taza

adolescentes rizados por la lluvia

el padre desnudo en su piloto

en esta situación animal descubro mi inocencia

madre

la ropa que me diste

ya la gastó tu hijo

comprando tu silencio

mirame ahora como siempre

soy ese hombre que camina bajo la lluvia

pensando en tantas cosas

Bandera

Ciegos de tiza

en su jazmín del país

en sus lastimaduras

ven pasar la infancia afuera

(el río, las impronunciables llanuras, los rasgos de una piedad desnuda)

conversaciones

el frío

y pronto

algunos momentos de silencio

en la segunda fila un chico gira

y me contempla

¿qué hago yo?

¿qué hago entre estas formaciones?

alguien saluda como un lobo de mercería

el cielo permite que la bandera sea distinta

a toda mutación de luz

a los tordos que vuelven a su plaza

un ángel tapa la mano de los desamparados

cubre la cabeza que se heló temprano apenas

por el mundo

el ángel va rápido

huye del dios de las prisiones

en esos patios

y para siempre

el paño que tacha

los majestuosos crepúsculos

no es la patria.

Profesor

Allí está

el ciego dios de los caniches

el mandadero del silencio

el dador de números

permanece al frente

con su gramática

su física

y la apretada flor

de un chiste malo

nadie vendrá a consultarle

si es posible

aprobar, aplazar

aquello que se ignora

ciertas miradas

el tiempo

la tristeza de todo

pasado un año

dos

su pose, su error, su libro

serán la torpe firma

que alguien raspa en los baños

y el sol brillará allí

ignorante

sobre los niños condenados.


La vida por Silvia Loustau


Me levantaba a mirar el fuego e iba a ver si el hombre dormía y me quedaba mirando sus manos, la boca entreabierta.Si se depertaba preguntaría si no me habia movido y volvería a gritar.
-Hablá, hablá- se pasearía a mi alrededor- Hablá, como habló hoy Mara-
Y yo callaba, sentía miedo. Yo callaba y él se movia y el aire arrastraba un extraño olor a barro colorado. A verano ausente, para siempre.
Y con aquel olor venía una voz delgada que me contaba cuentos, y murmuraba: aún no saben lo que es la vida.
Y tomé un hilo,había caido a mi lado, y lo fui enrollando en mi dedo, era como si fuese haciendo la vida , el tiempo.
El hombre cerró la puerta. Se desató la tormeta y miraba correr las gotas por el trozo de un vidrio sucio, pero yo soñaba que era una clepsidra.

La hija del diablo se casa por Marosa Di Giorgio- Uruguay

La hija del diablo se casa por Marosa Di Giorgio- Uruguay

La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno, como publicitando, invitando, o, consciente e inconscientemente, amenazando. La hija del diablo se casa. Cerraron las puertas de mi casa. Pasado el mediodía resolví huir. Crucé por arriba de los jardines de fresias y junquillos tratando de no trozar ni uno de los ramos amarillos, de los que vivíamos; por ocultas veredas; creo que hice tres veces la misma senda, me perdía, y tuve miedo que, desde la casa, estuviesen espiando mi inútil vuelo.

¡Al fin toqué las puertas de los hornos! Pasaban platos con todas las escenas del amor erótico. "Invitan con la Carne", dijo una voz que me pareció de una vecina; miré y, si era, estaba embozada. Y también servían niños no natos, cubiertos con azúcar. "Son riquísimos". El tam tam celebratorio apareció adentro de la tierra y en un perpetuo crescendo, anuló las conversaciones y llegó al colmo. La hija del diablo, de pie junto a la pared, el pelo igual que el sol, entreabrió el vestido, las piernas, las pezuñas. Su himen cayó roto (se oyó un leve bramido) y corrió como una margarita entre nosotros. Alguien gritó: -¿Y el novio? -Se va por aquí. Es chiquitito.

Cerré los ojos. Creo que cayó un aguacero. Huí arriba de los jardines, de los ramos amarillos; entraba en cada cueva y salía aterrada. Entré en mi casa. Mamá estaba fija en el mismo lugar, haciendo el mismo encaje. Sin levantar los ojos, comentó: -Pero, ¿qué haces? Andas por el jardín con estos aguaceros.

Historia de la alfabetización por Nuria Barbosa León- Habana- Cuba

Mirelva López Macías fue alfabetizadora de la Brigada Conrado Benítez, en la casa de la familia de Cecilio Venegas, en un lugar conocido como el Rincón de Mabuya, en el macizo montañoso de La Campana , ubicado en el norte de Ciego de Ávila, provincia central de Cuba.

Tenía unos 14 años e inició sus tareas de enseñar en el mes de mayo de 1961, el país había sufrido en abril la invasión a Playa Girón y merodeaban por las lomas los alzados, personas armadas y desafectas al proceso revolucionario.

En su llegada sintió ese miedo, que recorre el cuerpo pero que no se dice en ningún momento. La oscuridad, el ruido de los insectos, el eco de los animales, el soplar del viento, todo causaba pensamientos de tensión.

El sueño adormecía los párpados con el espanto de escuchar los sonidos del monte y con el deseo de volver a la casa, mirando hacia el techo de guano y mecida por la hamaca colgada de los horcones.

Sin embargo el sol se recibía con cantos de pájaros y ajetreo de trabajo por lo que el temor se ocultaba en las labores cotidianas de la casa, por el día, y enseñar a los campesinos, en las noches.

Desde su llegada hizo mucha empatía con Sofía, una joven de su edad pero ya embarazada de su primer hijo, ella era nieta de Cecilio e hija de Mirtha, quien a su vez tenía dos descendientes menores que laboraban en el campo junto al esposo de Sofía.

Una de esas tardes, escapa una res y todos los hombres se reúnen para hacer una redada y atrapar al animal, quedan las tres mujeres en la casa y Sofía dice sentirse mal, con un malestar bajo vientre.

Al saberse sin protección masculina todas se acuestan en la única cama matrimonial porque escuchaban toques en la madera de la casa y piensan en algún alzado perdido por la zona.

No precisan la hora en que Sofía las despertó con un quejido. Mirtha ordenó encender el farol chino que se trabó por la torpeza del nerviosismo de Mirelva y la única luz que se tenía era la de una vela.

Era evidente que Sofía estaba de parto. Mirtha en los menesteres de socorrerla fue a buscar agua y alguna tela para recibir a la criatura, Mirelva atinaba a decirle algunas palabras de aliento a Sofía y limpiarle el sudor de la frente. Las dos temblaban cuando sentían los toques en la madera.

Sofía con lágrimas en los ojos pedía ayuda, su vientre se ponía duro y ella se acurrucaba para sentir menos dolor y Mirtha repetía constantemente la palabra “puja”.

Al ver el sufrimiento de la muchacha y el tiempo transcurrido, se le ocurrió algo insólito a la maestra-alfabetizadora: Se subió encima del vientre de Sofía y en cuanto le vino la contracción empujó junto con ella la barriga para que saliera la criatura al exterior.

Al fin se sintió el llanto del recién nacido, Mirtha ordenó a Mirelva que lo cargara para trenzar y cortar el cordón umbilical de la parturienta.

La maestra quedó abrazada al niño que calmó su llanto cuando sintió el calor de sus pechos. Amanecía y entonces, Mirelva se asomó a la ventana para ver quien tocaba la madera de la casa, dijo a Mirtha:

- El chivo quiere entrar.

Mirtha sentenció con toda calma:

- Este niño está marcado por el santo del chivo, hay que ponerle su nombre.

Así nació Andrónico.

Gracias, Nuria por tus colaboraciones!

El digno osario por Gustavo Olaiz – Mar del Plata

Ayudado por su gran memoria el elefante se dirigió al único lugar donde los demás lo dejarían solo.

Un elefante no entra a un cementerio salvo si quiere morir.

Pasos decididamente lentos mueven las columnas de sus patas, su andar arenoso.

Se deja caer como un mundo en el lugar elegido.

Una montaña gris respirando lentamente.

Tal vez sea derecho, tiene el colmillo de ese lado más desgastado.

Deja un ojo en tierra, el otro apuntando al cielo. El cielo que revolotean los buitres volando en círculos.

Esqueletos blanqueados al sol, por los carroñeros, por el tiempo. Ruinas blancas de otras vidas.

La manada lo sigue a unos centenares de metros de distancia. Sin embargo no penetran el campo de las enormes osamentas. Están afuera esperando. Cuando lo ven inmóvil, tirado a un costado pronuncian los más viejos un profundo bramido que los hombres y los animales de menor tamaño no pueden escuchar, no alcanzan a oír. Un sonido de muy baja frecuencia. El quejido sordo de la sabana, un elefante está muriendo. Es el ulular de un buque, las orejas flamean extendidas. Formados en abanico, las demás bestias de la manada le dedican una última mirada. Y se retiran solemnemente.

Criatura yunque, bestia imán con conciencia de la muerte.

Imágenes caóticas se suceden en la mente del animal, se ve peleando, nadando de noche bajo la luna. Empieza a delirar.

La muerte se toma su tiempo para dominar sus toneladas.