27 de agosto de 2011

Allí donde la toques, la memoria duele. G . Seferis

La sangre derramada no será negociada- De Mariposas Rojas, Mariposas Negras, novela de Silvia Loustau- Ed. Escaparte- Chile 2010


No se que hora de la madrugada era. No se. Era domingo. Había oído una llovizna descolorida. Y volví a dormirme. El día anterior había sido mi cumpleaños y los amigos más queridos habían estado en casa. Un tema sobrevoló toda la velada: los compañeros que habían podido huir a Chile, burlando una de las peores mazmorras del país: la cárcel de Trelew: Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, del PRT-ERP, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto, de las FAR, y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros- lograron subirse a un avión secuestrado y refugiarse en Chile.

Aún, hoy, resuena en mí la voz de José, que encendió la luz de la habitación, y con la voz ahogada, sollozó:

- Los hijos de puta han asesinado a compañeros en Trelew-

Un frío gris y ofídico corrió por mi cuerpo. La guerra está declarada, pensé. Han asesinado a los compañeros en Trelew. Los que debían huir a Chile. Chile del compañero Allende les iba a dar lugar. Seguir la batalla. Los han asesinado. La sangre corre. Hijos de puta. Los han asesinado a la hora del lobo. Siento el hueco. Me pongo un saco sobre el piyama. Me miro el cuerpo entero y lloro. Los han asesinado. ¿A cuántos?

No importa, aunque fuese sólo uno. ¿A quienes? Estaban unidas todas las organizaciones. Montoneros. FAR. ERP. Casi temblando me siento al lado del Flaco que está pegado a la radio uruguaya. Cuatro han podido huir a Chile:

Robi Santucho / el pelado Gorriaran Merlo/ Domingo Menna- los tres del ERP;

Marcos Osatisky y el Negro Quieto - de las FAR y Fernando Vaca Narvaja –Montoneros, habían podido huir hacia la libertad. Huir hacia la libertad para seguir construyendo el camino.

No veía el café entre las lágrimas. Por favor que diga los nombres de los caídos. Los compañeritos caídos entre los aullidos del viento patagónico. No. Los compañeritos masacrados entre los aullidos del viento. El Flaco levantó el tono de radio Colonia, uruguaya, así sabríamos la verdad, no los cuentos de los milicos.

Sonó el timbre. Escuché la voz de Paco, un cumpa de militancia de José. Además del frío traía con el la pesadumbre. Me avergonzó las tortas y sándwiches que habían quedado sobre la mesa, Festejaba mi cumpleaños mientras Emilio Sosa y el teniente de fragata Roberto Guillermo Bravo tra-tra-tra-tra con sus ametralladores contra la carne joven (no se olviden señores: Sosa y Bravo).

Paco me besa:

- ¿Qué querés que te diga flaca?-

- No digas nada – señalé hacia la mesa- servite, ayer fue mi cumple. Ahora te llevo café –

-Y esto con ¿ anuencia del hijo de puta de Mor Roig -

Tomar la Universidad esa tardecita. Pintadas en toda la ciudad. Panfletear.

¿Y los cadáveres? ¿Y los cadáveres? ¿Y los cadáveres de los dieciséis?

-Preciosa, encárgate de la ronda telefónica de seguridad – dijo el Flaco tomando las llaves del auto - ¿Tenés algún control hoy?-

-Sí, telefónico –

La vida seguía. Las señoras volvían con las cajas de ravioles del domingo. Con el pan. Conversaban de una telenovela. ¿Y los dieciseis cadáveres?

Padres de José. Sabían la noticia. Cuídense. Cecilia su tono de tristeza no necesitaba decir más. Todo bien. Néstor salió temprano. Seguro que nos vemos. Llamada de control. La voz de Oscar era tensa. Todo bien, Volvé a llamarme a las cuatro, a lo mejor salimos. Traducido: tareas por los compañeritos de Trelew.

-Claro que va el programa, Mariana- la respiración de María era más agitada que de costumbre- Excepto que no nos cierren las puertas de la radio va, y escribí con todas las llagas -

y están allí los dieciséis cadáveres

Un auto frena casi sobre mis piernas. El hombre me putea. Ni lo miro.

quien confunde el chirriar de los frenos con los gritos de esta madrugada cuando sonó la metralleta y chau la vida. quien piensa en este sol en esa sopa en esta aire que ya no ya nunca. los dieciséis cadáveres.

Paso por el kiosco de diarios. Un hombre, aspecto de noche y vino, comenta cómo tan jóvenes y la culpa a la tienen los padres de ahora, dice una vieja con el rodete finito.

a quien le importa sino ver morbosamente sus caras en los diarios sin pensar que sumaban osamentas tan jóvenes. al fin y al cabo eran poetas de la violencia. amadores del hombre. a quien le importa que quisieran derrumbar las rejas los silencios la tierra encadenada. a quien le importa.

Abrí la puerta de casa. Cerré despacito. Y me dejé resbalar hasta el suelo, llorando, silenciosa. Repitiendo: a quien le importa. A quien le importa. Y veía sus rostros uno a uno.

Fui a mí mesa de trabajo y en mi lettera naranja escribí aquel texto que recorrería tantos sitios: a quién le importa.

Ordené la casa. La vida seguía. Los oídos atentos a radio Colonia. Preparé algunas mantas y termos, por si había que pasar la noche dentro de la Universidad.

- Y mañana, como sea, Laura se viste de Mariana y pone su cara de a quien le importa en el LEMIT, como si nada hubiese pasado –

Me tiré en la cama. Me tapé hasta la cabeza. No quería esa realidad. No.

- Flaquita, eh, Mariana –

- ¿Qué novedades hay?- tenía entre sus manos una carpeta- Dejame leer-

Algunos testimonios de los compañeros sobrevivientes:

"Queridos compañeros: No puedo sino dirigirme a ustedes para informarles acerca de los acontecimientos que los inquietan y que yo he vivido. Después de concretarse la toma del aeropuerto de Trelew, nos planteamos mis compañeros y yo la necesidad de garantizar nuestra seguridad física en el trato posterior a la rendición; de tal forma se logró una amplia certificación de nuestro estado físico, por parte de médicos y …el oficial de policía que lo acompañaba, se portaron en forma correcta. Al llegar las tropas de infantería de marina, las tratativas de la rendición se celebran con el oficial al mando de las mismas, capitán de corbeta Sosa, ante quien Mariano Pujadas, Rubén Pedro Bonet y yo.

La que declaraba era Maria Antonia Berger, quien con su sangre, cuando la ametrallaron, escribió: Viva Perón.

Sentí entonces, casi de inmediato, dos ráfagas de ametralladora. Pensé en fracción de segundos que se trataría de un simulacro con balas de fogueo. Vi caer a Polti que estaba de pie sobre la celda N° 9, a mi lado; y de modo casi instintivo me lancé dentro de mi propia celda. Era parte de la declaración de Camps.

Maria Antonia Berger. Alberto Camps. Rene Haidar. Los tres sobrevivientes.

José me llevó a tabicada a una casa, que deduje estaba en las afueras de La Plata , por la distancia y los saltos del auto. No pienses Laura, una militante cerrada no debe saber detalles. Ni mínimos, me dijo Mariana.

Tipee y tipee el horror. Frente a mi había una compañera que la había visto en Ensenada, sabía que trabajaba en los frigoríficos, iba armando los volantes para las panfleteras. Dos mimeógrafos funcionaban enloquecidos. Uno chirriaba, recuerdo, yo pensaba en los alaridos de los compañeros.

El trabajo estaba bien dirigido. Era rápido.

- A las doce tomamos la Universidad- un pelirrojo de anteojos sobrevoló su mirada- En todo el país a la misma hora, la consigna: La sangre derramada no será negociada.-

Dio una vuelta viendo cada trabajo, aquí y allí hizo algún cometario.

Recién cuando finalicé de tipear miré a mí alrededor. Tenía aspecto a taller de costura. Sobre la pared del fondo había una línea de ventanas cubiertas con cortinas de esterilla. Vi que la luz se había ido.

Un morocho musculoso, de mirada recia, en voz baja pero firme ordenó:

- Ya está todo listo, ya saben los compañeros que se quedan aquí- ojeó alrededor, como guardando el orden- los que tienen auto van a salir de a dos por auto, cobertura: pareja que se pasó cogiendo en un lugar prestado- miró su reloj- a esta hora ya hay algunos cumpas dentro de la universidad, ya saben las minas mas flacas pasan por los ventiluces que dan sobre el suelo, así que.

José y yo salimos juntos con otra pareja que jamás había visto. Se besuqueaban con tal desesperación que cualquiera se hubiese creído el cuentito.

En casa pasé lo que leería en la radio y puse un sweater limpio y unas pinturitas para salir al otro día hacia el trabajo.

La guardia para la entrada a radio Provincia, que funcionaba, en el mismo edificio de la Biblioteca de la Universidad y Bellas Artes, toda una manzana, estaba rodeada por la montada. Como una montonera de Guemes Maria me esperaba en la puerta, con su poncho federal, su cabello corto y rubio, alta. Siempre las carpetas y los libros entre sus brazos. Cuando vio que bajé del auto tocó el timbre.

Abrió el programa sin palabras, sonó: Adiós Nonino.

¡Soy...! la raíz, del país/que amasó con su arcilla/¡Soy...! Sangre y piel, del "tano" aquel/que me dio su semilla. /Adiós "Nonino"... que largo sin vos/será el camino.

¡Dolor, tristeza, la mesa y el pan...!

Y mi adiós... ¡Ay! Mi adiós.

Cuando estuvimos fuera del aire susurró:

- El que quiera entender que entienda –

Sabíamos que mucha gente de la Universidad escuchaba el programa.

- Después del noticiero lees lo tuyo- dijo tendiéndome las hojas- no hay que corregir una coma, Mariana, acordate lo que te digo ese escrito pasa a través de tiempo –

A quien le importa si uno de estos días el dolor se cae en algún pozo y se borran los dieciséis cadáveres.

pero comiencen a temblar señores. ya nadie cree en fantasmas ni exorcismos. pero el a quien le importa puede convertirse en un grito gigantesco. Y un ejercito da cadáveres se levantará despacio desatando el trigo encadenado. Aunque ahora, me ahogo lentamente mientras velan los dieciséis cadáveres y a quien le importa.

Desde la cabina Beethoven inundó el estudio. El operador entró con los dedos en V, me dio un abrazo y otro a María:

- Ustedes si que tienen unas pelotas que les envidia cualquier tipo-creo que advirtió nuestros ojos húmedos- esperen -

Y se apareció con unos vasos que siempre estaban sucios, con una ginebra que estaba de moda, color té.

- Quien quiera oír que oiga, y no olvide- moduló María – no olvide el a quién le importa cuya autora es Mariana- respiró hondo – esta masacre tiñe de bermejo las manos de todos los indiferentes -

Hizo una seña al operador.

No me pregunten quien soy/Ni si me habían conocido/Los sueños que había querido

Crecerán, aunque no estoy. /Ya no vivo, pero voy/En lo que andaba soñando.

Con La Milonga del Fusilado cerramos el programa. Miré a María, sus ojos grises eran un mar de tristeza. Me observaba.

Sentí todo tu cariño, madre poética. Apreté su mano delgada, demasiado delgada, de largos dedos.

- ¿Venís para la Universidad?-

- ¿Y qué sino? ¿Te crees que estuve recitando? – pasó su cabeza por el poncho- Decir y hacer, Mariana-

Al salir me sobresalté. Un Valiant oscuro esperaba e hizo señas de luces. Había olvidado que cambiaban los vehículos por cuestión de seguridad.

José vino a nuestro encuentro. Subimos escuchando los cascos nerviosos de la montada.

-Les aseguro que no quedó nadie en la universidad sin escuchar el programa –comentó un compañero a quien veía por vez primera – Estuvieron increíbles-

Sobre la calle 47 no había policia. Caminamos contra la pared contando 5 tragaluces. Allí nos tiramos en el suelo, ya húmedo, y fuimos tragadas por esa extraña boca.

Encerrados en un aula escuchamos las consignas.

1º) La universidad está tomada en señal de duelo. Se pondrán lazos negros en todas las banderas.

2º) Mañana no se dictarán clases en ninguna Universidad del país, o que nos saquen a los palos. Ya sabemos que hay profesores y ayudantes que nos apoyan.

3º) Cuando la montada cambia, más o menos tardan media hora, se despliega en el frente y a través de la calle la pancarta: LA SANGRE DERRAMADA NO SERÁ NEGOCIADA.

4º) Pelotones de apoyo, que están por toda la ciudad, zonas industriales, pintarán los nombres de los compañeros asesinados. Tendremos fuegos artificiales, ya se lo imaginan.

- Por el momento eso es todo- finalizó el morocho alto, de espaldas anchas, cabello lacio, ojos almendrados y sonrisa amigable.

Me gustó con la tranquilidad que había trasmitido las órdenes.

Apoyó un pie en el borde de un banco para atarse los cordones. Bajo su grueso pulóver gris vi el borde de una camisola celeste. Médico.

(El negro Bossio sería uno de mis grandes amigos, muchos años después supe que murió combatiendo en una casa de La Plata donde funcionaba una imprenta clandestina)

Oímos bombas y patrulleros. Imaginé a los compañeros pintando y el alquitrán chorreando como gotas de sangre negra.

Algunos compañeros descansaban como podían en los bancos o en los escalones de mármol gastado que daban a Derecho.

Conversábamos lento, esa lentitud que da el cansancio, con compañeros de diferentes frentes cuando escuchamos las frenadas de autos. Las sirenas rompiendo el tul de la madrugada.

- Cagamos, la cana –

- Quédense en sus lugares- ordenó Oscar.

El Flaco se acercó con sigilo.

- Tratá de ir para Derecho y cualquier cosa rajá como puedas-

Me sentí entre dos fuegos

- Sólo abrimos si nos permiten negociar un día de duelo- gritaba un compañero por un megáfono-

Tira y afloja.

Lo dejaron entrar al interventor. Se le expusieron los puntos y se le entregó una copia.

- En una hora les doy la respuesta-

Eran las cinco de la mañana. Con tres compañeras subimos a una de las aulas. Las nubes pasaban sin sombras desnudando un cielo gris que anunciaba lluvia.

Telma, se arrodilló y asomó levemente su cabeza sobre el borde de la ventana.

- Estamos rodeados- dijo

Tic-tac- tic- tac- si entra la cana nos desharán a golpes- tic- tac- no puedo huir- tic- tac- si pero no podés faltar al Lemit siendo becaria- tic- tac- sólo han pasado quince minutos. tic- tac- de qué me quejo yo- tic- tac- no estoy esperando verdugos con metralla como los compañeros de Trelew-tic- tac- ¿habrá que regar el país de sangre para llegar a la liberación?- tic- tac.

Nuevamente las sirenas. Los portazos. Los golpes contra el roble de la puerta. tic tac los latidos me ensordecían.

Alejandro grita:

- ¡Silencio ¡Escuchemos la propuesta! Se quedan todos cerca-

El interventor, rodeado por la cana leyó varios puntos. Sólo recuerdo que negociaban poner cintas de luto, pero no suspender las clases.

La rechifla fue general. Sumado a: hijos de puta asesinos.

No alcance a ver como la cana y la máxima autoridad eran sacados a los empujones. La puerta se cerró y se puso la traba de metal.

- De acá nos sacan muertos-

Por extraña casualidad funcionaba el teléfono público del patio de Derecho. Llamé a Néstor le pedí que fuese al Lemit y llevase un certificado medico. Ataque de asma.

Aquella primera parte finalizó cuando a media mañana, la universidad rodeada por estudiantes que gritaban: La sangre derramada no será negociada/ Cana hija de puta y la puta que los parió/ fueron a su vez rodeados por la montada. Explosiones y el olor agrio de los gases.

Unos colimbas se tiraron desde el techo a la primera galería de Derecho. A trompadas y culatazos contra los compañeros lograron abrir la puerta.

Salimos en fila. Golpes en la espalda. La sangre derramada no será negociada. Al que se retobaba lo sacaban de la fila y al celular. La sangre derramada no será negociada. Sentí frío corriendo por la espalda. No sabía dónde estaba José. La sangre derrama.

- Moviéndose, moviéndose guachitas- gritaba un soldado que tendría nuestra edad.

A quienes teníamos documentos nos dejaron ir.

Nos quedamos en la esquina de 7 y 48. Vimos que el ejército entraba en la Universidad y que un grupo de la Montada venía desde Plaza Italia.

De pronto recordé que yo estaba con certificado médico. No me podían ver por la calle. Control a las tres de la tarde en. Se prepara acto para las siete de la tarde. Estén en contacto constante.

Fui a la casa de los tíos. Néstor y Cecilia se veían afligidos y preocupados-

-¿Y el Flaco?-

-Lo perdí cuando se armo lío, pero tenia los documentos-me tiré en el amplio sillón.

-Ya avisé al Lemit, nena, y ahora llevo el certificado, te doy tres días-

El ascensor paró en el 8º. Tres timbres. José.

Me observó serio.

-¿Dónde te metiste? no sabía si tenías o no los documentos –

-No me retes, mejor dame un beso y contá todo lo que hay que hacer –

Nos sentamos en la cocina y tomamos un desayuno que me recodaron los de Guadalupe, allá en Chile. En Chile donde estaban los compañeros sobrevivientes de Trelew.

- A las siete marcha de antorchas. Salimos desde Bellas Artes hasta el Jardín del rectorado- el Flaco devoró un rodaja de pan.

-Todo el centro por calle 7-pensé

- Yo ahora voy con otros compañeros a avisar en Tolosa, cada uno tiene una zona-

- Acá obreros y estudiantes

- Anoche tuve guardia- comentó el tío – la reacción de la gente ha sido de bronca, los milicos se escupieron la propia cara-me miró- Muy bueno tu trabajo con las mujeres del hospital, Mariana y quiero una copia de lo que leiste en radio, nos hiciste llorar-

- Vos te vas a comprar- de pronto me observó-¿qué hacés que no estás en el trabajo?

- Tengo un ataque de asma de tres días ¿Cual es mi tarea? -

- Te dejo en casa, donde ya hay dos cumpas trabajando, para que ayudes a armar antorchas y tipees volantes-

No olvidaré nunca aquel río de fuego que atravesó la calle siete. En silencio. Una parada en cada media cuadra y en las esquinas. La sangre derramada no será negociada. Unos pasos más adelante: Clarisa Lea Place ¡Presente!

No recuerdo quien era el compañero, que parado en las escalinatas de mármol de la Universidad, arengaba con la voz enronquecida:

se produce esta forma de violencia desesperada del partido militar, que se debate para mantener el capitalismo en la Argentina. Frente al embate de las masas, ha creado la situación de un ejercicio de la violencia permanente contra el pueblo argentino. Ante eso, nuestro pueblo se ha movilizado. Ha aceptado el desafío y se expresa tanto en las movilizaciones del conjunto del pueblo como en la existencia y desarrollo de nuestras organizaciones.

Sonaron tiros. Largaron los perros. Más estampidos. Corrí. Hacia la calle ocho. Era una estampida de gente corriendo sin saber hacia donde y más estampidos de armas. José está en seguridad- pensé y corrí- está con un chumbo . Transpiraba .

Oía las herraduras de los caballos sobre el asfalto. Alguien pasó y me tomó la mano: más rápido Flaca, más rápido- era el petiso de medicina. Hijos de puta- Corré. Asesinos. Corré más fuerte. La Sangre derramada. Dale. Dale. La FAR los va a vengar. Dale flaca. Me llevé por delante una laja y me caí a lo largo. El petiso tiró de mi brazo. Me hice mierda, le dije. Hijos de puta. No puedo apoyar el pie. Corré como puedas. Me doblé el tobillo. Asesinos. Petiso, seguí, no puedo apoyar el pie. Dale boluda. Montoneros, carajo. Una mano tomó mi brazo derecho y me empujó hacia el costado. Entra piba. Entra piba, Te van a hacer pelota. Un hombre mayor me ayudó a entrar a un almacencito. Bajó la persiana. Respiré.

La mujer del Miguel me ayudó a limpiarme la rodilla, el pantalón era un tajo. Me ató un pañuelo con alcohol. Putee con todas mis ganas. Milicos hijos de una gran puta. Mis salvadores eran peronistas de la primera hora. Su hijo también estaba. El Juan Manuel trabaja en Petroquímica. Peronista también. Esperemos no le pase nada.

Me dio un té con unas gotas de ginebra y una aspirina.

-Estoy como a veinte de cuadras de la casa de unos amigos- intenté ponerme de pie. Ni creyendo en dios iba a caminar.

Don Miguel sacó una camioneta que tenia sus años. Me ayudó a subir.

- Esta Ford me la compré por los 50- comentó- cuando todavía estaba Perón-

- Dejeme en 7 y 54, ahí está bien –

Habló todo el tiempo de la doctrina y la resistencia. De la solidaridad entre los compañeros.

Le agradecí cuando me ayudó a bajar. Esperé que tomé hacia la derecha y arrastrando la pierna abrí la puerta del hall de los tíos. Ostentaba mi primera herida de guerra.

Unos días después volveríamos a ser reprimidos. En Buenos Aires. En el Local Central del Partido Justicialista, en Avenida La Plata. Allí se velaban a: Ana María Villarreal de Santucho, del ERP, María Angélica Sabelli, de las FAR, y Eduardo Capello, también del ERP. No olvidaré nunca la presencia del pueblo. No éramos solo los estudiantes. Y militantes. No. Había una unidad. Unidad en el dolor y la lucha. Aquello que llamaríamos el campo popular. Recuerdo el gris de agua del cielo. El perfume penetrante de las flores que cubrían los ataúdes. Algún sollozo. Las conversaciones en voz bajísima. Un ruido ensordecedor asustó a la muerte. El comisario general Alberto Villar llegó con las tanquetas Shortland para evacuar el local. Estábamos adentro del local con las tanquetas. Pensé que Nerón vivía dentro de personajes como ese.

Arrasaron con los cajones, con los compañeros que estábamos allí. Nuevamente la corrida. Pero más grave, Bajo el agua de los camiones hidrantes y los gases lacrimógenos.

Otra vez: corré. Corré, flaqui, corré. Las toses y el ahogo. Corré. Hijos de puta. Corré. La sangre derramada no será negociada. Corré. La sangre derramada no será. Corré. La sangre derramada. Corré. La sangre no. Corré. La sangre.

22 de agosto de 2011

Y A QUIÉN LE IMPORTA POR SILVIA LOUSTAU. Trelew hasta la victoria!-escritos que sobrevieron al naufragio



A los 16 compañeros masacrados en Trelew

porque que importa que yo pueda caminar diciendo de la luna pensando que mañana quizá llueva que me pesa la espalda y siento el paso tenso que importa que pueda yo decir si el titular martilla que están velando los dieciséis cadáveres.

que interesa este gusto de pucho atragantado de café sorbido entre palabras de tantos tantos firuletes si ellos están allí. ya muertos.

a quién le importa un nudo en la garganta que existan manos tontas blandas inocentes. a quién le importa si continúan sonando los teléfonos los lápices corren por las cuentas la secretaria se esmera soñando otro aumento mientras están allí los dieciséis cadáveres.

a quién le importa si la esposa del doctor me dijo hoy del té del vestido que se pondrá mañana y el abogado apura el expediente que creyó perdido y se charla del prode de la mina los burros de no sé adonde vamos señora mientrás se enfrían los dieciséis cadáveres.

quién confunde el chirriar de los frenos con los gritos de aquella madrugada cuando sonó la metralleta y chau la vida, quién piensa en ese sol en esa sopa en ese aire que ya no ya nunca. los dieciséis cadáveres.

A quién le importa la lágrima la flor la espera para los dieciséis cadáveres. a quien le importa.

a quién le importa sino ver morbosamente sus caras en los diarios sin pensar que sumaban osamentas tan jóvenes. que al fin y al cabo eran poetas locos de violencia. amadores del hombre. a quien le importa que quisieran derrumbar las rejas los silencios la tierra encadenada. a quién le importa.

de que sirven ahora las palabras. los gritos. las corridas. si nadie tiembla señores. Si ustedes están cada día más arriba. Son más fuertes. entonces el dolor a quién le importa. si ustedes lo disfrazan.lo ahogan. lo acogotan.

a quién le importa si mañana habrá que levantarse mirarse en el espejo y decirse buenosdías después colgarse una sonrisa mientras entierran los dieciséis cadáveres.

a quién le importa si uno de estos días el dolor se cae en algún pozo y se borran los dieseis cadáveres.

pero comiencen a temblar señores. Sabemos que ya nadie cree en fantasmas ni exorcismos. pero el a quién le importa puede convertirse en u grito gigantesco. Y un ejército de cadáveres se levantará despacio desatando el trigo encadenado. aunque ahora me ahogue lentamente mientras velen a los dieseis cadáveres. y a quien le importa.

silvia loustau-

Escrito en la plata en 1972- Leído por María Mombrú mi madre poética en radio provincia. . En actos diversos.

Son algunos de mis papeles que sobrevivieron al naufragio

20 de agosto de 2011

15 de agosto de 2011

Silvia Loustau- Bitácora blog



Poemas :De Mar y Madres por Silvia Loustau

I

en un cesto guardó la locura

vistió sayo de días lúcidos

miróse en antiguo azogue.

a quién llamar

a quién llamar desde el camino

preguntó.

silencio .

XV

érase una vez

cuando

dios

se paseaba

por los campos del abandono.

estaba ciego.

no veía

la grisura

de paraísos perdidos.

los pies verdes gigantes .

no olía la hiel

almendras amargas.

dios

soplaba

un aire apocalíptico .

colgaba

trenzas negras

en el cuello

de quienes

sin permiso

abrieron

la puerta

de su reino.

Poema que leyó Luis Calvo en la presentación del Aliberti

XXIV

quemaban

con leve placer

mis libros.

con la pavorosa prisa

de los cobardes.

en sus páginas

había raros peces

palomitas y salamandras

palabras

desentrañadoras

de constelaciones.

quemaban

los libros

de esta bruja

desnuda

sin adargas.

quien presentía

fúnebres senderos

de tuétanos

envenenados .

XXVII

un plato vacio.

el canto de una mujer

acuna vida

en la desnudez de la noche

a los 30.OOO,mis compañeros ...hoy que festejamos el triunfo de un gobierno popular, por el que ya lúchabamos en los 70..

Juan Gelman en la UNSM por Silvia Loustau

Y ahora se unen dos historias, la nuestra , este libro fue regalo de José y la firma de Juan, que dice: el sol recuerda pájaros y yo/ te recuerdo sol mio

Y luego el abrazo....
Escucha, atento, la historia del libro salvado del nafragio.

“La poesía no depende de la voluntad. A los 30 tuve miedo: ‘nunca vas a ser poeta’ me dije. Desgraciadamente me equivoqué”, sonrió una vez más.


9 de agosto en la UNSM

Desde el momento en que quedé seleccionada para cursar un taller literario con Juan Gelman sentí que se concretaba un sueño, de esos que uno cree nunca sucederán.

Siempre lo había deseado y repetido: de poesía un taller con Juan Gelman; de narrativa con el Gabo.

El día que llegó el mail diciéndome que había sido seleccionada un cachito de cielo estuvo en mis manos.

Luego el comenzar a trabajar, duro, pero trabajar belleza, descubrir las cascaritas de cada palabra….cada entrega es un acto de amor.

Y llegó la invitación para encontrarnos con el Poeta en el 9 de agosto, y en el Teatro Tornavía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) donde se encontró con un público ávido y seguidor de sus trabajos, contó anécdotas y sostuvo que “no hay que dejar de escribir con la obsesión, si se muere, hay que parar”.

Con su voz ronca leyó poemas, contó anécdotas. Escuchó a cada uno.

Fue conmocionarte cuando se generó un diálogo intenso con los integrantes del taller de poesía del Centro Penitenciario de José León Suárez, unidad 48, que le entregaron su último libro “Ondas de Hiroshima”, editado por ellos mismos.Poemas el Poeta seleccionó y leyó, y los concurrentes aplaudieron con una emoción que podía tocarse, como una blanca pared amorosa.

Desde mi butaca conté la historia de uno de los libros que sobrevivieron al naufragio, un libro con la obra completa, del año 76, que tiene escrito; este libro es nuestro (ya no poníamos nombres), Juan me hizo pasar al escenario, miró el libro, lo escrito en él y una pequeña flor dibujada y susurró: que historia de amor encierra este libro. Y me abrazo. Muy fuerte. Luego escribió en mi/nuestro libro. No fue sueño, pero lo parece.

Y ahora a continuar la tarea de este taller que me enriquece, que me hace estar cerca del Maestro Poeta ,con el que siempre soñé




gracias a mi amigo OsvaldoPampin que hizo el abrazo íntimo

14 de agosto de 2011

Las palabras de Luis benitez, la lectura, la celebración de la palabra- II

Y otra vez las voces de De Mar y Madres son dichas, desde lo más profundo de mí.
Luís Calvo lee uno de los poemas

Escuchando a Luïs Benitez.

En poesía sabemos muy bien que no alcanza con tener una idea muy acabada de o que nos proponemos hacer, sino que además, despues de saberlo hay que hacerlo y muy bien, lo mejor que podamos, porque la factura final tiene que estar a la altura misma de lo ideado.
No me cabe duda algua al lewer los verso de Silvia Loustau, que ella lo logró y festejamos eso esta noche, porque encontrarnos con logros como esros es y será siempre una celebración
Como la poesía es síntesis, elegí unas palabras de la poeta argentina Cristina Castello, radicada en Francia, y que trazó acertadamente un epílogo a De Mar Y Madres , definiéndolo por completo y magistralmente. Dice Castellos:
"De Mar y Madres es reverso del lenguaje. Esa supresión del olvido "


Gracias, Luís por tus palabras! Silvia

De Mar y Madres por Silvia Loustau en el Ciclo Aliberti- Buenos Aires

Y luego de escuchar los tangos de Pakko Riso, allí estoy .
Corrió mucha poesía hasta que al fin nos encontramos con Gustavo

A pesar que la cita con con Luís Calvo, quien dirige los ya míticos encuentrosde poetas en el Bar Montsarrat,y con Luís Benitez que se referiría a mi libro, con su palabra certera de poeta, era a las ocho...Sali temprano, porque los atardeceres de Buenos Aires , ya lo han dicho, tienen ese que se yo..caminé lento, probbaemente recordado otras caminatas...llegué a ese típico bar - que siempre guardan algo de pub- y me senté ceraca de la ventana , pedí café y abrí mi cuaderno.
Lentamente el sitio se fue poblando y , con todo cariño me enconté con la poeta Cecilia Ortiz, con quien compartimos parte de la noche, junto a Gustavo Tisocco, y ahicito estaba Diana Poblet y Dado, su caballero andante

Emilio Westphalen(1911-2001) -Poeta peruano


¿Qué leía mientras esperaba el momento del encuentro con Juan Poeta?
A Emilio Westphalen, uno de los poetas que nos han dado para analizar en el Taller Paco Urondo, como lo ha llamado el Maestro Juan.
Aquí el poema para compartir:



Es el tiempo y no tiene tiempo por

No tengo tiempo

Mostrar la libreta

Todo en orden

Por aquí a la aventura silencio cerrado

Por allá a la descompuesta inmóvil móvil

Ya llega y tarda

Y se olvida

Por acá con boca falsa y palabras de otra hora

El pañuelo nuevo y pronto

Para el adiós

Adiós y no ha llegado

Ésta es la señal

El tiempo

Casi no es niño

Pero flor no es

Casi

Cuando está sobre un árbol

Se divisa el paisaje la estrella

Los zapatos

Osamentas de pescado

Y el ojo llena el horizonte

El tiempo

Aunque cojee y se hiera y se lamente

Prohibido

No te hagas tan silencio

La nube sabe de otro lugar

Son las escaleras que bajan

Porque nadie sube

Porque nadie muerde la nuca

Sino las flores

O los pies llagados

Andando y sangre de tiempo

Gotas de lluvia el torrente

La mano llega

Éste es su destino

Llegar el tiempo

Se devuelve y usted sabe más

Estaba junto al silencio

Estaba con ojos pequeños

La mano a lo desierto

El pie a lo ignorado

Indudable

Los huesos prestados podían ser míos

Si un leve signo no dijera

Y no decía

Alzada levantada

Me doy a tu más leve giro

Al amor de las pestañas

A lo no dicho

La UNMS- Mientras esperaba el encuentro con el Poeta, Juan Gelman

Melancólica imagen desde la biblioteca, alli descanse leyendo ¿ qué?
Biblioteca de la UNSM
escribiendo en el bar de la UNSM

Cuando llegué a la entrada de la UNSM, luego de tomar el tren ramal León Suárez, me sorprendí, ya desde fuera parecía una Universidad privada, pero no lo es, es una Universidad de pública. De todos.

La creación de la UNSAM estuvo sostenida por dos tendencias: una, ligada a un intento iniciado en la década del setenta, de descentralización de las grandes universidades; otra, surgida del deseo de la propia comunidad de San Martín de contar con una universidad en su territorio. En esta tensión se forjó la identidad inicial de la UNSAM, promoviendo las capacidades y atendiendo las demandas locales, y respondiendo a las áreas de vacancia en el sistema universitario argentino. Las primeras actividades académicas de grado y posgrado se iniciaron en 1994.

La universidad tiene como objetivo y norma los siguientes conceptos e ideales: Libertad académica y respeto por la pluralidad de pensamiento; espíritu de equipo para la mejora continua de la institución; responsabilidad social y vocación de servicio; eficiencia y transparencia en la gestión; respeto por el trabajo ajeno y por el ambiente de trabajo.

Allí estuve en el comedor, leyendo y analizando un poema de Westphalen, que Juan Poeta, nos ha dado para el análisis. En la biblioteca, calida, cómoda, leyendo, haciendo tiempo para el momento del gran encuentro.

Agradezco el buen trato y la calidez de cada persona que me atendió. Luego me encontré con Cecilia Ortiz, poeta, con quien habíamos compartido el viernes y mi presentación (quien también es alumna del Juan Poeta), con Alejandro Drewes, poeta. Prof. de la universidad. Cuando el sueño del encuentro con Juan Gelman llegó a su fin regresé en tren acompañada por Alejandro, Alejandro que escribe poemas como este:

Te habrá visto pasar el incesante flujo

de los días: como silueta de ruinas

contra el cielo recortada, tú que ya

ni esperas el alba, ni esperas.

Alejandro Drewes.



La fuerza de lo femenino: Maria Rosa Pargas, poeta y combatiente.


Maria Rosa, entrerriana como la Delfina, Maria Rosa que tuviste también a tu Pancho Ramírez en tu compañero Alberto M. Camps, quien sobrevivió a la Masacre de Trelew.

María Rosa, nunca hubiese pensado que estas vueltas extrañas que da la vida pusiese en mis manos tu libro, poemas recuperado por tu hijo, guardados por tu mamá.

Maria Rosa, con quien anduvimos algunas veces por Humanidades, ambas amábamos la literatura, la poesía y la militancia por la patria liberada.

No fueron muchas las horas que compartimos, changa- como te decíamos , a veces-pero fueron suficientes para el intercambio de poemas.Recuerdo, uno en especial, escrito en papel amarillo, y que yo traía papel del LEMIT- donde trabajaba- y lo compartí con vos.

¿Dónde estarán los poemas que me diste, los que yo te di? quizá son ceniza, o los voló el viento, eso me gusta más, se hicieron pájaros.

El 25 de Mayo de 1973, con José, mi cumpa ¿te acordás de él? Estuvimos en las puertas de Devoto esperando la libertad de los compañeros, entre ellos te esperábamos a vos.

Tuvimos nuestra primavera y luego la tormenta que arrastró con todo.

A vos, dicen, te secuestraron un 16 de agosto de 1977, junto a Alberto.

Para entonces nos había separado el camino de la militancia, al Flaco ya lo habían asesinado, yo no pasaba buenos momentos.

.Pero, sabés María Rosa, Changa, yo no creo nada, porque vivís en cada palabra, en cada uno de nosotros que te recuerda. Vivís en la Memoria, que nunca podrán apagar.

Te espero con un mate, o un café, bien cargado, como te gustaba, te espero, Changa,

vení soltaremos palomas con poemas,

Silvia

Hubiera querido traspasarte

Hasta diluirme en tu sangre soñolienta,

Y conocerme al revés,

Y salirme

Y verme al verte

Hubiera querido masticar la noche

Y tragarla muy despacio

Hasta vomitarla y detenerla.

Hubiera querido que tus pies helados

Se quedaran atracados en la cama

Y yo atracarme en tu cuerpo cálido

Y hacernos esclavos infinitos de las ganas

Hubiera querido muchas cosas

Alargar la distancia de mi cuerpo

Abarcarme y abarcarte más...

Entrar, ser vos,

Salir, dejar de serlo.

Apretarte, apretarme.

Estar siempre mojada de tus hijos

Llenarme las manos con tu pelo,

Recorrer con mi lengua las raíces de tus cosas

Todo muy rápido, todo al mismo tiempo...!

... pero el tiempo se viene y hay que caminarlo para hacerlo

Porque desde allá,

Desde donde el carajo está siendo razonado,

Y el fusil ya se abre paso entre los dedos

Porque el hambre ya se transformó en bostezo largo

Y el sueño, como el pan, en un misterio.

Se oye un grito gritando para todos.

El que no quiera escuchar, se irá muriendo

hubiera querido tantas cosas, dije.

Y no me alcanzó el tiempo

  • Poema escrito dentro de la cárcel de Rawson, después de la Masacre de Trelew, pensando que su compañero Alberto Miguel Camps había muerto.

La voz vino temprano...


La voz vino temprano, sonó de lejos,

rompió el silencio del encierro

pero uno le pone nombre a la muerte

o no le cree.

Al mediodía cantó el dolor

los nombres fusilados

cada uno de nosotros recogió

la bronca de los disparos por la espalda

asimiló la ausencia como pudo

y estamos aguardando.

Porque vino un hombre

mezclado entre nosotros,

porque las cosas van cambiando

y hay un señor que sin saber bien por qué

también está esperando.

Reviso la lista del combatiente muerto

y entiendo que el motivo irá grabado

en los dieciséis proyectiles que usaremos

o en las dieciséis combinadas formas

de matar lo que elijamos.

Miles de ojos te espían

no te escondas capitán.

  • Al capitán Sosa, quien impartió la orden de fusilamiento en lo que fue la masacre de
  • Trelew.

¡Hasta la Victoria, compañera!

Del libro:hubiera querido de Maria Rosa Pargas;Libros de la talita dorada

¡ Gracias José María Pallaoro!