28 de febrero de 2009

HOMENAJE A JULIO CORTAZAR A 25 AÑOS DE SU MUERTE

Carta al Cronopio Mayor


1984. 12 de febrero. La piel me arde después de todo un día de sol.

En París nieva. A la noche una voz me informa: murió Julio Cortázar. Y se me congela la respiración. Como si estuviese corriendo por las calles heladas de París hacia el Hospital Saint Lazare para estar junto a La Maga, Talita, Manuel y los Cronopios.

Con Cortázar se va un pedazo de adolescencia fascinada por los fuegos literarios y toda la pasión política.

Julio, el Cronopio Mayor , mira la vida como por un caleidoscopio al revés. Se va a París en 1951 y se pasa mirando al Sur. Nadie como él recupera la magia porteña. Y pocos como él se comprometen por la liberación americana. Apoya la Revolución Cubana, acompaña al Chicho Allende en Chile.


En 1973 está en Buenos Aires y dona los derechos del LIBRO DE MANUEL para los movimientos y organizaciones políticas argentinas. Dirige talleres de poesía en Nicaragua, la tan violentamente dulce. Durante la dictadura se prohíben algunos de sus libros y él escribe ARGENTINA ALAMBRADA CULTURAL. Su casa de París es un punto de referencia para todo sudamericano exiliado.

Ama como vive. Incendiándose. En 1982 muere de cáncer su última compañera: Carol Dunlop. Él sabe que también está enfermo. Que la muerte lo espera. Y como un elefante sabio viene a despedirse.

1983. Plena primavera democrática. Julio, Cronopio Mayor, gestiona una entrevista con el presidente Alfonsín. La respuesta no llega. Julio está con amigos. Camina la calle Corrientes. Acompaña a Las Madres un jueves de Plaza de Mayo. Después se va. Después se muere. Un 12 de febrero de l984. En un París nevado. Y algunos lloramos escuchando un cassette en el que Julio lee, con voz gutural: _ “estoy en París, tengo puesto un polo negro, afuera nieva…”.

Pero Julio, Cronopio Mayor, no te cansaré con mas palabras, juguemos a que te susurro: nubes, rayuela, autopista, Ché, crepúsculo, fuegos, revolución, utopía, y vos… vos sonreís.


Silvia Loustau

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tpda la admiración toda la ternura, todo para el Cronopio Mayor. Muy bueno Silvia. Un abrazo



Javier

Anónimo dijo...

Siento que lo escribiste con todo el dolor de su perdida. Con afecto,


Nora P.

Anónimo dijo...

Muy bueno Silvia! Un abrazo,





Flor

Anónimo dijo...

Muy bueno Silvia, siempre repaso partes de su Rayuela, y siempre me sorprende. Un abrazo,

Alberto