6 de junio de 2009

Hasta cualquier noche de luna congelada ,Mario Benedetti


A pesar de tu ausencia, seguiremos cantado, porque vos nos enseñaste que somos militantes de la Vida. Mario, con tu vos tranquila y ese silbido asmático, fuiste gran compañía. En los tiempos más duros hubo tres libros que se salvaron y estuvieron a mi lado. Un Inventario, que tiene escrito en la primer hoja : “ invierno del 75 , este libro es nuestro”, era nuestro sello ,con mi compañero, a quien mataron un 20 de diciembre de 1977. Se salvó La Tregua, la cual leí tantas veces que hay partes, Mario, que sé de memoria ; by heart –como dicen los ingleses -y Laura Avellaneda y Martín Santomé están en mi corazón. El tercer libro es de tu amigo Juan, Gotan. Uno días antes que te fueras a encontrar con Luz, estuve en Buenos Aires , en el Parque Rivadavia. Seguro que alguna vez caminaste por allí, buscado un roble, a la izquierda para escuchar las historias de amor…y esa tarde hablamos de vos con mi amigo Aníbal, nos preocupabas. Le comenté: si le pasa algo a Benedetti, voy a llorar, como lloré cuando se fue al otro cielo, el Cronopio Mayor. Y lloré. Nos reunimos en en el Taller para leer poemas tuyos. Y elegí a Soledad, porque es emblemático, de tus ideales, de nuestros ideales. Un poema que muchas veces mi compañero me leyó en voz alta, quizá para exorcizar el temor que no nos atrevíamos a confesar, que estaba detrás de todas las puertas. Y porque muchas, muchachas- como decías vos- de mi generación la tuvimos como ejemplo.
Hasta pronto Mario, hasta cualquier noche de luna congelada, con esta soledad alevosa, tranquila, de recuerdos firmes que nos dejaste, poeta.

Muerte de Soledad Barrett

Viviste aquí por meses o por años
trazaste aquí una recta de melancolía
que atravesó las vidas y las calles

hace diez años tu adolescencia fue noticia
te tajearon los muslos porque no quisiste
gritar viva hitler ni abajo fidel

eran otros tiempos y otros escuadrones
pero aquellos tatuajes llenaron de asombro
a cierto Uruguay que vivía en la luna

y claro entonces no podías saber
que de algún modo eras
la prehistoria de Ibero

ahora acribillaron en Recife
tus veintisiete años
de amor templado y pena clandestina

quizá nunca se sepa cómo ni por qué

los cables dicen que te resististe
y no habrá más remedio que creerlo
porque lo cierto es que te resistías
con sólo colocárteles en frente
sólo mirarlos
sólo sonreír
sólo cantar cielitos cara al cielo

con tu imagen segura
con tu pinta muchacha
pudiste ser modelo
actriz
miss paraguay
carátula almanaque quién sabe cuántas cosas

pero el abuelo Rafael el viejo anarco
te tironeaba fuertemente la sangre
y vos sentías callada esos tirones


Soledad no viviste en soledad
por eso tu vida no se borra
simplemente se colma de señales

Soledad no moriste en soledad
por eso tu muerte no se llora
simplemente la izamos en el aire

desde ahora la nostalgia será
un viento fiel que hará flamear tu muerte
para que así aparezcan ejemplares y nítidas
las franjas de tu vida

ignoro si estarías
de minifalda o quizá de vaqueros
cuando la ráfaga de Pernambuco
acabó con tus sueños completos

por lo menos no habrá sido fácil
cerrar tus grandes ojos claros
tus ojos donde la mejor violencia
se permitía razonables treguas
para volverse increíble bondad

y aunque por fin los hayan clausurado
es probable que aún sigas mirando
Soledad compatriota de tres o cuatro pueblos
el limpio futuro por el que vivías
y por el que nunca te negaste a morir

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y yo lloré leyendo lo que escribiste, Silvia.Un abrazo,


Susana

Anónimo dijo...

Todo el sentimiento, que yo tambien comparto. Un abrazo




Sebastian