DESAFIO
Con firmeza la tomó entre sus manos.
La muñeca torcida, el puño cerrado. El metal se revolvió entre sus dedos. Levantó el brazo con lentitud.
Sus dientes temblaron. Una puteada partió el aire y abrió los labios
en un grito.
Los fideos quemaban más que la cuchara.
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UN FINAL
Un temor visceral se le escurrió por entre los dedos, que se pegaron a su cara. Durante todo el día había escuchado los golpes en la puerta.
Ella conocía los sonidos del viento sobre la superficie estéril, el cato árido de las ramas caídas, el susurro que se asomaba a las grietas de una tierra sin raíces. Ningún otro sonido como este golpeteo, desde que “todos los otros seres han muerto “, murmuró con espanto.
Volvieron los golpes.Los mismos tres sonidos, seguros, seguidos. No tenia alternativa. Se dirigió hacia la puerta y abrió.
Frente a ella, en la luna negra de la noche, su figura la reflejó como en un espejo demasiado limpido .Las miradas se encontraron en el mismo punto.
La otra entró.
Ella se acurrucó en un rincón y comenzó a llorar. El primer llanto desde la muerte de todos, de todos menos la suya.
Nadie, aunque quisiera, puede morir sin su alma.
Mónica Aramendi
(Nació en Banfield Prov. de Buenos Aires. Reside en Miramar. Abogada y escritora. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía organizado por Editorial Dunken, entre otros)
20 de diciembre de 2007
Textos Cortos de Mónica Aramendi
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1 comentario:
EXCELENTE EL TRABABAJO EN MINIRELATO.
SILVIA
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