8 de mayo de 2010

Paco Urondo(1930-1976-desaparecido) -El Poeta de la Utopía



Francisco Urondo( Paco) nació en Santa Fe en 1930. Poeta, periodista, académico y militante político, Paco Urondo dio su vida luchando por el ideal de una sociedad más justa. "No hubo abismos entre experiencia y poesía para Urondo." –dice Juan Gelman– "corregía mucho sus poemas, pero supo que el único modo verdadero que un poeta tiene de corregir su obra es corregirse a sí mismo, buscar los caminos que van del misterio de la lengua al misterio de la gente. Paco fue entendido en eso y sus poemas quedarán para siempre en el espacio enigmático del encuentro del lector con su palabra. Fue –es– uno de los poetas en lengua castellana que con más valor y lucidez, y menos autocomplacencia, luchó con y contra la imposibilidad de la escritura. También luchó con y contra un sistema social encarnizado en crear sufrimiento.
Lo mataron en junio 1976, enfrentando a la genocida dictadura militar. "Empuñé un arma porque busco la palabra justa", dijo alguna vez..


Fin y principio
s

Estoy en los ruidos de la tristeza, en las tablas de la perdición, en el aire de este tiempo maldito, infortunado; llovizna criminal y sucia. En aventuras, en la queja del muerto y el terror de los vivos y el soplo de los convalecientes. Estoy en el clamor encontrado, fuera de la felicidad y el fascismo y el olvido sin escuchar la clausura y la ausencia, sin tolerar la conmiseración, o desconocer la alegría o la bondad o el dolor del caído. Sin sentir resignaciones, sufriendo con la rabia la esperanza, viviendo a mi manera.

Por soledades

Un hombre es perseguido, una familia entera, una organización, un pueblo. La responsable de esta situación no es la codicia, sino un comerciante con sus precios, con la imposición de las reglas del juego. Los empresarios, la policía con la imposición de las reglas del juego. Por eso ese hombre, ese pueblo, esa familia, esa organización, se siente perseguida. Es más, comienzan a perseguirse entre ellos, a delatarse, a difamarse, y juntos, a su vez, se lanzan a perseguir quimeras, a olvidarse de las legítimas, de las costosas pero realizables aspiraciones; marginan la penosa esperanza. Entonces toda la familia, todo el pueblo, entra en el nivel más alto de la persecución: la paranoia, esa refinada búsqueda de los perseguidos históricos y culturales. Y ésta es la triste historia de los pueblos derrotados, de las familias envilecidas de las organizaciones inútiles, de los hombres solitarios, la llama que se consume sin el viento, los aires que soplan sin amor, los amores que se marchitan sobre la memoria del amor o sus fatuas presunciones.

La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también esta la realidad; la única irreal es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien si pertenece al mundo de los vivos, al mundo de los muertos, al mundo de las fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o de la producción. Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel cuerpo, ese vaso de vino, el amor y las flaquezas del amor, por supuesto, forman parte de la realidad; un disparo en la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos gritos irreales de dolor real de los torturados en el angelus eterno y siniestro de una brigada de policía cualquiera son parte de la memoria, no suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente es la reja cuadriculando el cielo, el canto perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso cubriendo la Patagonia porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como la esperanza rescatada con la pólvora, de la inocencia estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse, a rescatar lo suyo, su realidad. Aunque parezca a veces una mentira, la única mentira no es siquiera la traición, es simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El coraje, los sueños, la revolución. la buena vida, los amigos y la palabra, esas fueron sus pasiones.
Gracias por recordarlo


Juan