12 de junio de 2011

Prologo de Mariposa roja, Mariposa Negras, por el poeta chileno Alfonso Freire

Estas palabras son más que una presentación, son un saludo a la memoria y a los que se atreven a mantenerla, volcarla en diferentes trabajos y aspectos de la vida diaria. A quienes logran que la memoria se torne infinita, urgente, necesaria.

“Mariposas rojas, mariposas negras”, son las memorias noveladas o es una novela memoriada, donde la política, las luchas de los sectores populares tienen una preponderancia enorme e ineludible. También, y como corresponde, estas memorias están escritas desde la poesía, hecho que no debe extrañarnos cuando su autora, Silvia Loustau, es una reconocida poeta argentina. Lo de la política no deberíamos aclararlo ya que Silvia aun no baja los brazos, aun no se siente vencida e incansablemente permanece en la brecha y mantiene su compromiso para con los Derechos Humanos y la justicia social.

Estas memorias son un relato envolvente y polifónico, pero al que debemos contextualizar, anclar en los tiempos en que se desarrolla, cuestión que nos lleva a dos situaciones ineludibles, el golpe militar en Chile, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, y el eufemísticamente llamado, Proceso de Reorganización Nacional que inician los militares argentinos el 24 de marzo de 1976. Ambos de triste memoria, ambos dejando huellas demenciales que aun persisten, pero no podemos dejar de señalar que antes de estos interregnos de barbarie, hubo en ambos territorios un espacio, que permitió impulsar los sueños de casi todos y trabajarlos desde el compromiso, la organización, la solidaridad y la ternura.

El 4 de septiembre de 1970, los chilenos hacemos posible, mediante el voto popular, el triunfo del Dr. Salvador Allende Gossens, quien nos propone establecer una sociedad más equitativa, participativa y comprometida con los pobres del campo y la ciudad, que permitiera acortar las aberrantes diferencias sociales, una revolución.

A pesar de todos los esfuerzos que hacia la oposición, iniciamos la marcha con todo un pueblo que apoyando a su Presidente. Sin embargo desde el momento mismo en que se ganan las elecciones se comienza a incubar el huevo de la serpiente, una de las razones fundamentales de su derrocamiento fue haber declarado al nuevo gobierno como socialista, haber nacionalizado el cobre, dar participación activa a las organizaciones sociales, una nueva reforma agraria, etc., fueron razones suficientes, para que el poder económico pidiera a Estados Unidos, su “colaboración y ayuda” para frenar estas y otras iniciativas que atentaban contra sus privilegios, la reacción no se hizo esperar. Desde el primer día que asume Salvador Allende, comienza una ofensiva reaccionaria apoyada por la CIA y la Casa Blanca, casa día más manchada con sus intervenciones en el mundo.

En este clima, nos organizábamos y proponíamos las nuevas formas de convivencia nacional, apoyando y trabajando por el gobierno popular. En ese contexto llegaron a nuestros país muchos amigos del pueblo de Chile, para ver el proceso e intentar recoger experiencias posibles, que pudieran ser útiles en otros lugares, veían nuestra experiencia política como una posibilidad de llevar a cabo tantos sueños postergados, pero intentando hacer de nuestra América Latina, un continente más humano, digno e independiente.

Hombres y mujeres llegando desde Hungría, Cuba, Uruguay, Bolivia, Brasil, Perú, Venezuela, Estados Unidos, Francia, España, todos curiosos por conocer de cerca esta nueva experiencia del campo popular, al fin parecía que la revolución sin armas era posible, así llegaron los argentinos, constituyéndose rápidamente en la “colonia” mas numerosa, y ahí estuvo Silvia y sus compañeros, apoyando nuestra lucha, solidarizando en todos los campos de la vida nacional, discutiendo con admiración, criticando con cariño, y luego del golpe de septiembre siguieron estando con nosotros, dándonos apoyo, protección y de esta manera rescatando muchas vidas.Para quienes llegamos a este país, el pueblo argentino nos devolvió, en gran medida, las posibilidades de seguir luchando y de seguir viviendo, bastante conozco de esto ya que llegué a este país en momentos muy difíciles, y aquí, en el Sur argentino, me protegieron y recibí una gran solidaridad.

Digo que esta memoria, es polifónica porque rescata no solo la vida de Silvia, a su abuelo conversando con ella en el patio de la casa, sino la vida de cada una de las personas que la van tocando en su recorrido, dándole nombre y carnadura a cada uno de los rostros que la acompañan desde su viaje de La Plata hasta el mas mínimo compañero con el que se encuentra en su recorrido por la “experiencia chilena”. Digo que es polifónica porque a cada hablante se le permite decir en su propia voz, Silvia rescata el nimio gesto que permite que la ternura sea revolucionaria.

Digo también que es una novela porque se permite jugar con los tiempos, los tiempos de su niñez en medio del campo y en ese momento la memoria se abre a lo literario, viajando desde ese pasado idílico a una juventud angustiada por las posibles muertes de los amigos a manos de los militares chilenos, que tras la cordillera, iniciaban una de las mas terribles dictaduras latinoamericanas. No hablo de la angustia individual del artista frente a su obra, sino de una angustia generacional, una angustia colectiva de un pueblo que se lamenta por la suerte de otro pueblo.

Así como Silvia no puede dejar de hacer memoria y literatura, yo no puedo dejar de historiar mis recuerdos, mi propio devenir, el inicio del exilio que solo sirve para salvar unos huesos maltratados ya sin identificación oficial y lo más importante, salvar una esperanza tímida, que aún conserva una sonrisa debajo de los golpes.

Por eso entiendo muy bien lo que Silvia y lo que su relato nos dice, muchos argentinos y argentinas, estuvieron con nosotros hasta el ultimo minuto, varios de ellos fueron víctimas de los golpistas chilenos y entregaron sus vidas o vivieron la prisión y la tortura. Y quizás esta sea una de las claves de este libro, pensar la extensa frontera chileno-argentina no como una línea divisoria sino como un puente, así desde la existencia misma de nuestros países, la trashumancia, el parentesco entre ambos pueblos se hace evidente y esa familiaridad se expresa en los profundos lazos de amor que van uniendo por ejemplo a Guillermo Tamburini, médico argentino y su compañera chilena María Cecilia Magnet, socióloga, que fueron detenidos el 16 de julio de 1976 en su departamento en calle Córdoba de Buenos Aires. A. Luis Enrique Elgueta músico chileno, fue detenido junto a su compañera argentina Clara Haydeé Fernández, el 27 de julio de 1976. A Nora Mardikiand, argentina y Nelson Cabello Pérez, chileno, el 9 de abril de 1976, en La Plata.

Podríamos seguir, pero la intención es demostrar el amor entero, que estas parejas tenían con sus respectivos países, envueltos en un compromiso que traspasaba fronteras.

Entonces el leer estas memorias, nos lleva a entender mejor lo vivido en ambas realidades, cosa que creo nos debe llevar a sumir un compromiso mayor con la justicia social y el respeto por los Derechos Humanos.

Estas memorias son sin duda un homenaje a la solidaridad de los pueblos, al internacionalismo asumido por quienes tenemos un compromiso con la historia, pero fundamentalmente con nosotros, internacionalismo que nos lleva a comprometernos con tantos, a quienes consideramos nuestros hermanos, en el mejor sentido de la palabra, es por lo tanto, una actitud de vida, de entrega.

Silvia Loustau, en su bitácora novelada, nos transporta a una historia registrada diariamente, vivida intensamente, en gran medida su diario de vida, en este caso, tan necesario para poder conocer hoy, tan cerca del ayer, acontecimientos que forman un registro implacable, que debe estar presente más allá de las ausencias.

Quienes hemos caminado ambos países, sabemos que seguiremos encontrándonos bajo la sombra del amor, la solidaridad, el compromiso, y así iremos dejando señales para que otros nos puedan continuar y darle de esta manera, mayor sentido a tantos años de lucha y dejar escrito en las mejores banderas de la tierra, los nombres de nuestros compañeros y compañeras desaparecidos, fusilados, asesinados en la confrontación digna, a quienes sufrieron la prisión y la tortura y que hoy, levantan sus voces con la dignidad que les pertenece y que hoy queremos compartir con el mundo

Valdivia, 1 de noviembre de 2010- Alfonso Freire


Gracias, compañero

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un prólogo q invita a leer la novela, vengan la teneos en venta en Fray Mocho,

Esteban